Novak Djokovic ha desarmado al aguerrido y luchador Matteo Berrettini (6-7 (4), 6-4, 6-4 y 6-3) y ha sumado su sexto Wimbledon, elevando su marca de títulos del Grand Slam hasta los veinte.
Era el día para que el de Belgrado, el número uno del mundo, diera un paso más en su mordisco a la historia. El día para igualar los registros de Federer y Nadal, para ser el primer hombre, desde Rod Laver en 1969, en ganar los tres primeros Grand Slam del año, para ser el quinto de la Era Open y el primero desde Nadal en 2010, en hacer el Canal Slam, es decir, el doblete Roland Garros y Wimbledon, para quedarse a solo un título de igualar los siete de Pete Sampras y William Renshaw.
Enfrente tenía a un Matteo Berrettini inexperto en este escenario, en esta clase de finales, pero dispuesto a dar guerra, a mostrar orgullo. El primer italiano en llegar hasta una final aquí, el primer italiano en perderla. Nadie hubiera apostado por su triunfo en una plaza en la que Djokovic solo ha entregado una de las siete finales que ha disputado, ante Andy Murray en 2013, el día de la redención británica, pero dio una buena batalla y coqueteó con la sorpresa.
Al serbio le ha costado tres juegos aclimatarse. En cuanto Berrettini ha abieto la puerta de las oportunidades y ha dejado de meter primeros, Djokovic se ha comido la pista. El primer 'break' era mortal para un italiano cuyas opciones pasaban por hacer el partido perfecto y rezar.
Berrettini ha necesitado salvar una pelota de set y un juego de diez minutos de duración para darse cuenta de dónde estaba. Ha neutralizado la ventaja serbia y ha peleado hasta el final un set que era clave. De ahí la importancia de un 'tie break' que Berrettini ha sellado con un 'ace'. Djokovic había tenido bola para 6-2 y de repente estaba set abajo.
No obstante, el serbio ha reaccionado, no le quedaba otra. Se ha llevado el segundo set por 6-4. Berrettini era una lapa en la pista, un hombre que tenía fe, que creía que podía dar la gran sorpresa. Con las espadas en todo lo alto, el italiano comenzaba a ceder ante la oportunidad de su vida.
En el tercer set, el que definiría el partido, Djokovic ha vuelto a coger ventaja. Se ha puesto 3-2 y con saque a favor y ahí se fueron las últimas opciones de Berrettini. El de Roma no le ha perdido la cara. Ha visto irse el tercer set y ha mantenido a raya a Djokovic hasta el séptimo juego del cuarto. Cuando la presión es máxima, es imposible derribar al serbio. Ha acelerado lo justo para quebrar, llevarse los últimos cuatro juegos y reinar en Londres, por sexta vez.
Djokovic ya es el hombre con 328 semanas como número uno, más que nadie en la historia, el único en haber ganado en la Era Abierta los cuatro Grand Slam al menos dos veces, el único que tiene los nueve Masters 1.000 y el que más de ellos posee (36), junto a Nadal.
Está a dos torneos, los Juegos Olímpicos y el próximo Abierto de Estados Unidos, de ser el primer hombre en la historia en lograr el Golden Grand Slam, igualando el legendario 1988 de Steffi Graf. Incluso, si solo triunfara en Nueva York y no en Tokio, sucedería a Laver como el primer tenista en ganar los cuatro Grand Slam en un mismo año.
Sus argumentos como el mejor de la historia son ya casi inamovibles, pero su sed no cesa.