Isidro Esnaola

El arranque y los cambios en la demanda agitan los precios

De bote en bote anda la economía mundial: cuando no faltan microchips para la industria del automóvil, suben los precios de las materias primas o se encarece el transporte. Los efectos del confinamiento en el tejido económico todavía darán que hablar.

En el último año la subida de las materias primas ha sido general y en algunos casos espectacular. El precio de la madera ha crecido un 249%, mientras el barril de crudo europeo, el Brent, prácticamente ha doblado su precio. Todos los metales industriales están en verde en el último año, con una subida en el precio del aluminio casi del 100%. Por detrás, el estaño y el cobre acumulan alzas de más de un 80%. También se ha incrementado el precio del plástico y del papel alrededor de un 60% desde el inicio de este año.

Los analistas que siguen la evolución de estos mercados apuntan una gran cantidad de factores en este alza de los precios. Aunque han teorizado bastante sobre si es el comienzo o no de un «superciclo» (un periodo prolongado y sostenido de encarecimiento), no parece que sea el caso. Además, y a pesar de la gran cantidad de dinero en circulación, la especulación es un factor más y seguramente no sea el más importante. Baste recordar que las materias primas no son anotaciones como las acciones. Si la cosa se tuerce, hay que hacerse materialmente cargo de las compras, lo que puede llevar a situaciones como la que se dio el año pasado cuando los especuladores pagaron por deshacerse del petróleo que llegó a marcar precios negativos un 20 de abril.

Aunque las materias primas se están encareciendo, los precios para las entregas a finales de año son, en general, un poco más bajos que los actuales, lo que indicaría que estamos en un momento de fuerte demanda, más o menos puntual. Seguramente la mayoría de industrias están retomando su actividad normal después de un largo parón en el que han gastado todos los depósitos de materias primas almacenadas y ahora necesitan reponer todo tipo de insumos para relanzar la actividad. Como es normal, todo el mundo apremia y esa ansiedad hace que los precios crezcan.

La aportación china

Cuando se habla de demanda es inevitable considerar la economía china. Como mayor comprador y acaparador de materias primas del mundo –especialmente tras el aumento de tensión con EEUU–, China está en una posición única para dejar que suban los precios de las materias primas mientras no perjudique a su economía. También está en posición de tomar medidas enérgicas cuando ocurra lo contrario. De hecho, las autoridades han ordenado a las empresas estatales chinas que controlen sus riesgos y limiten la exposición a los mercados de materias primas en el extranjero, según recoge Bloomberg. Asimismo, el Gobierno de Pekín informó de que pondría a disposición de los fabricantes las reservas gubernamentales de cobre, así como de aluminio y zinc.

Precisamente esta semana se han subastado públicamente unas 20.000 toneladas de cobre en la primera ronda de una inusual venta de reservas de la Administración Nacional de Alimentos y Reservas Estratégicas de Pekín. China también ha ido enviando el cobre disponible en el país a diferentes destinos en el extranjero, en un intento de amortiguar los precios internacionales. Un movimiento que reflejan los datos sobre las exportaciones chinas de cobre que aumentaron por tercer mes consecutivo en mayo hasta su nivel más alto desde marzo del año pasado, según indican los datos ofrecidos por Barani Krishnan de Investing.com

No solamente ocurre con los metales. El plástico es uno de los productos más afectados por la demanda de China, ya que tras la reapertura económica compró gran parte de la producción mundial, incluso hizo compras a futuro, es decir, resinas aún por fabricar. Al hacerlo pagando precios más altos condicionó la cotización mundial. Del mismo modo, ha crecido la demanda china de papel, desde que en diciembre del año pasado prohibió la importación de residuos. Ahora solo pueden entrar en China materiales reciclados que ya hayan sido procesados en el extranjero. Así, por ejemplo, se admite la importación de la pulpa de papel, pero no el papel usado.

Cambia la demanda

Los pedidos de materias primas también están cambiando. La consultoría Embamat subraya que el incremento en el precio de la madera tiene su origen en el confinamiento. La población ha empezado a acondicionar sus viviendas para trabajar o pasar más tiempo en ellas, disparando así la demanda de muebles, sobre todo en Estados Unidos. Ya el pasado año las exportaciones de los aserraderos europeos a sus clientes norteamericanos registraron una subida de un 52%

Por otra parte, en el caso del papel y cartón, la expansión del comercio por internet, disparado durante la pandemia, está provocando un crecimiento constante de la demanda de cartón para embalajes. Y además falta materia prima (la madera es para muebles) así como papel reciclado para las fábricas de cartón en Europa.

También aporta la cada vez más extensa prohibición en el uso de plástico en productos de un solo uso, ya sean bolsas, vasos u otro tipo de mercancías, que ha disparado la demandar de productos con base papel.

Este hecho podría haber influido en los pedidos de plástico, sin embargo, la pandemia con sus requerimientos higiénicos ha compensado esa caída. Las autoridades sanitarias demandan mascarillas y jeringas, entre otros productos de plástico, para atender la pandemia, así como recipientes para alcohol, gel y líquidos desinfectantes, cloro y otros productos de limpieza. Sin olvidar en este apartado que el precio del petróleo incide directamente en el precio de los plásticos contribuyendo a que suban..

Esenciales para reducir carbono

En el caso de los metales, los anuncios de inversión en comunicaciones e infraestructuras digitales, la electrificación del transporte y la inversión en energías renovables y redes energéticas inteligentes han disparado la demanda. El cobre, el litio, el níquel y el cobalto son metales esenciales para el cambio a una economía con menos carbono. «Se espera que la demanda de vehículos eléctricos aumente de 2 a 8 millones en 2025. En promedio, un vehículo eléctrico contiene casi tres veces más cobre que un vehículo con motor de combustión interna», recuerda Thomas Rutz, de Mainfirst.

Sin embargo, los cambios en la demanda no son la única causa de las subidas de precios; el uso del transporte marítimo para mover material sanitario también ha contribuido, multiplicando por más de tres el precio de los fletes en las principales rutas comerciales.

La repercusión de la pandemia no termina ahí. Hay contenedores y barcos varados a consecuencia de la interrupción del flujo habitual del comercio, lo que dificulta que los fletes sean ágiles y además sube los costes. Los retrasos presionan a la industria y sus inventarios, porque aunque una empresa compre a un precio alto, los tiempos de entrega pueden llegar a ser de hasta tres o cuatro meses, debido a que toda la cadena logística se ha ralentizado.

La producción va despacio

La pandemia detuvo los planes de inversión de las grandes compañías mineras y la desaceleración de la producción durante el apogeo del brote de covid, la primavera pasada, han consumido prácticamente las reservas.

Los expertos consideran que el déficit de oferta de metales industriales se irá equilibrando a medida que aumente la producción. Habitualmente, cuando la demanda se recupera después de una recesión, lo suele hacer más rápidamente que la oferta que, en el caso de las materias primas, es relativamente rígida. De ahí las presiones sobre los precios. El proceso de acompasar oferta y demanda suele llevar tiempo, aunque en opinión de Chris Iggo, de AXA å, esta vez podría tardar más de lo habitual.