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McKeown se impone a Masse y Smith en los 100 espalda, la final más esperada

Las nadadoras australianas van camino de instaurar una dictadura en estos Juegos Olímpicos. Si Titmus dio el primer paso en los 400 libres, hoy ha sido Kaylee McKeown la que se ha impuesto a Kylie Masse y Regan Smith en los 100 espalda, la final más esperada.

McKeown celebra su meritorio triunfo en la disputadísima final de los 100 espalda. (Odd ANDERSEN/AFP)
McKeown celebra su meritorio triunfo en la disputadísima final de los 100 espalda. (Odd ANDERSEN/AFP)

Kaylee McKeown ha ratificado el empuje de la nueva generación de nadadoras australianas, haciéndose con el oro olímpico en la prueba de los 100 espalda, seguramente la final más esperada, dada la igualdad existente con sus contrincantes, la canadiense Kylie Masse y la estadounidense Regan Smith, que han tenido que conformarse con la plata y bronce, respectivamente.

Ha sido Masse, con un fulgurante inicio, la que ha intentado sorprender a sus rivales, aventajando en 29 centésimas a McKeown y en 34 a Smith cuando se ha alcanzado el ecuador de la prueba. Sin embargo, la aussie ha sido un vendaval en los últimos 50 metros –29.81– y, brazada a brazada, no solo ha remontado a la canadiense, sino que ha acabado superándola en 25 centésimas.

Como premio añadido, la nadadora de Brisbane, que cumplió 20 años apenas unos días antes del inicio de los Juegos, ha logrado un nuevo récord olímpico, con un tiempo final de 57.47, tan solo dos centésimas más que la mejor marca mundial, que también la ostenta McKeown.

La final ha cumplido con las expectativas de los aficionados, que tenían marcada en rojo esta prueba, máxime después de haber visto la enorme competencia habida en las series preliminares, con cuatro rebajas casi consecutivas del récord olímpico.

Por su parte, la jovencísima Lydia Jacoby ha protagonizado la gran sorpresa de la jornada en el Centro Acuático de Tokio al vencer en la final de los 100 braza. Con tan solo 17 años, la estadounidense ha parado el cronómetro en un tiempo de 1:04.95.

La gran favorita, su compatriota Lilly King, que llegaba a la cita olímpica como plusmarquista universal y mejor marca del año, se ha tenido que conformar con la medalla de bronce, un puesto alejado del oro que conquistó hace cinco años en Río.

Jacoby, que ya hizo historia el pasado mes de junio en los trials estadounidenses al convertirse en la primera nadadora de Alaska que formaba parte del equipo olímpico norteamericano, ha basado su triunfo en un sensacional último largo en el que ha pasado de la tercera a la primera plaza.

Primero ha superado a King –1:05.54– y posteriormente ha hecho lo propio con la otra gran favorita, la sudafricana Tatjana Schoenmaker –1:05.22–, que se ha colgado la plata.

Dean vence en los 200 libre

Tom Dean se ha proclamado nuevo campeón olímpico de los 200 libre, al vencer con un tiempo de 1:44.22 al escocés Duncan Scott y al brasileño Fernando Scheffer. El nadador londinense se ha aprovechado del hundimiento del surcoreano Sunwoo Hwang, quien se ha desfondado en el último largo tras nadar más de la mitad de la prueba a ritmo de récord mundial.

Dena, que contaba hasta ahora como mejor resultado en una prueba individual la medalla de bronce conquistada en los pasados Europeos de Budapest, ha sido mucho más regular y constante, partiendo de una cómoda tercera posición hasta remontar al asiático y a Scheffer, que también ha salido desatado.

Finalmente, el brasileño ha logrado mantener un puesto en el podio, resistiendo el ataque final del jovencísimo rumano David Popovici, de tan solo 16 años.