Llegó a semifinales tras superar a Brasil en los penaltis, derrotó a Estados Unidos con un gol desde los once metros y hoy Canadá conquista el oro olímpico, el logro más grande de su historia, tras imponerse en una agónica tanda de penaltis. Llora Suecia, el único equipo que contaba sus partidos por victorias pero que hoy no ha podido pasar del empate pese a haberse adelantado en el marcador antes del descanso y que repite la plata de Rio.
Las dos selecciones han seguido trayectorias convergentes. Mientras las europeas han ido de más a menos, algo que no tiene que ver con que la dificultad aumente conforme avanza el torneo porque dominaron por completo el grupo más complicado de la primera fase, Canadá se ha ido creciendo conforme quemaba etapas. Ya fue mejor que Brasil aunque acabara jugándose el pase en la tanda de penaltis, pudo con Estados Unidos en semifinales y hoy también ha estado por encima de Suecia en muchos tramos del partido, sobre todo en el plano táctico.
Aunque Suecia ha tratado de llevar la iniciativa, el partido ha estado bastante igualado en su primera media hora y los dos equipo se han repartido las pocas ocasiones que se han podido ver en el Yokohama Stadium, que ha acabado sustituyendo al Olímpico de Tokio como escenario de la final después de que el COI atendiese la reclamación de las selecciones y retrasase el horario del choque para evitar las horas más calurosas del día. Ha sido más efectivo el equipo europeo y, a diez minutos del descanso, marcaba el 1-0. Obra de Blackstenius, muy entonada en todo el torneo, que remataba en el corazón del área tras robo de Seger y conducción de Asllani por la derecha.
A la vuelta de vestuarios ha mejorado Canadá, que ya en la primera parte se había mostrado más descarada de lo habitual. La recompensa le ha llegado en el 64 cuando, VAR mediante, Anastasia Pustovoitova ha visto penalti en una entrada de Ilestadt sobre Sinclair. La eterna capitana canadiense, como ya hiciera en semifinales, ha cedido la responsabilidad a Jessie Fleming, a la que tampoco ahora le ha traicionado la tensión, aunque su expresión en la celebración del 1-1 fuera más de alivio que de alegría.
En la recta final, Suecia ha recuperado su versión más ofensiva y a las norteamericanas les ha tocado sufrir. Sobre todo con una acción en la que ha perdonado Rolfo y un remate de Asllani que ha salvado in extremis Buchanan, condenando el partido a la prórroga.
También el tiempo añadido ha comenzado con mejor imagen de Canadá aunque las mejores ocasiones, otra vez, han sido para su rival, ya en la recta final de la prórroga. Esta vez han sido Hurtig y Angeldal las que se han lamentado al ver evaporarse dos acciones que podían haber supuesto el oro.
El triunfo ha acabado decidiéndose en la tanda de penaltis. En el sexto lanzamiento porque, como durante todo el torneo, las guardametas no han pasado desapercibidas. Dos lanzamientos ha detenido Labbé y otros dos Lindahl. Además, Asllani, que ha sido una de las mejores jugadoras de los Juegos, ha enviado al palo el primer penalti de Suecia y Gilles al larguero el tercero de Canadá. En el quinto lanzamiento, Caroline Seger, que a los 36 años puede haberse despedido de los Juegos, ha enviado fuera el balón que habría coronado a Suecia, permitiendo que Rose reviviera a Canadá. Ha sido en el sexto cuando Labbé detenía el lanzamiento de Andersson y Grosso no perdonaba ante Lindahl.
Desolación entre las suecas y explosión de júbilo entre las americanas que, tras los bronces de Londres y Rio, conquistan su primer gran título mundial y permiten poner un broche de oro, nunca mejor dicho, a la carrera de Christine Sinclair, quién sabe si el definitivo. Y confirmar, al mismo tiempo, la irrupción de una nueva generación de futbolistas capitaneadas por Jessie Fleming que, a sus 23 años, se ha echado el equipo encima. No es casualidad que Sinclair le haya cedido la responsabilidad de lanzar el penalti que dio a Canadá el pase a la final ante Estados Unidos y el que hoy le ha permitido neutralizar la ventaja de Suecia para acabar forzando la tanda de penaltis.
El título, además, supone un aldabonazo para Bev Priestman, la seleccionadora más joven en el torneo de Tokio –cumplió 35 años en abril–, que con su triunfo confirma, además, que los títulos son cosas de mujeres. Desde que en 2011 el Japón de Norio Sasaki ganó el Mundial, todas las selecciones ganadoras han estado comandadas por entrenadoras: Jill Ellis en los mundiales de 2015 y 2019, Pia Sundhague en Londres 2012 y Silvia Neid en Rio 2016, sin olvidar que las seis últimas ediciones de la Eurocopa también las han ganado selecciones con mujeres en sus banquillos (Sarina Wiegman, Silvia Neid y Tina Theune Meyer).