Cuba, único país latinoamericano en contar con vacunas propias, dispone de Abdala, además de Soberana 02 y Soberana Plus, que hasta ahora no han sido reconocidas por la OMS. Hasta el domingo, 3,12 millones de personas habían recibido las tres dosis de Soberana o Abdala que completan la pauta. Las autoridades de la isla, de 11,2 millones de habitantes, esperan culminar a fin de año la inmunización de toda su población vacunable y, para ello, se encuentran ya en los ensayos de la tercera dosis de la vacuna infantil.
«Hay un seguimiento estrecho de estos muchachos durante su proceso de reclutamiento, de seguimiento, del estudio posterior. Estamos convencidos de que es un éxito, es un sueño hecho realidad para nuestros niños», señala Reynaldo Cuba, investigador principal del ensayo en declaraciones a AFP.
Para las autoridades sanitarias cubanas «es muy importante tratar de proteger a los niños contra esta enfermedad», añade su colega Yariset Delgado. «En nuestro país hay niños que han llegado a estados críticos, hay niños que han fallecido desgraciadamente o quedan con secuelas. Llevar a una protección a los niños es algo muy importante para nosotros como científicos», apunta.
Hasta inicios de agosto, al menos 95.100 menores se habían contagiado en Cuba y siete fallecieron, según el Ministerio de Salud Pública. Esas cifras impulsaron el ensayo pediátrico, cuando la isla sufre otro pico de la enfermedad. Desde que se presentaron los primeros casos en marzo del año pasado, el país suma 602.526 contagios y 4.710 muertes.
Los ensayos pediátricos están en curso también en otros países. El laboratorio chino Sinovac anunció en junio que se aprobó el uso de la vacuna en menores de entre tres y 17 años, aunque no determinó cuándo se empezará a aplicar. En EEUU, la vacuna sigue estando disponible bajo autorización de uso de emergencia para los niños de 12 a 15 años, pero los médicos pueden prescribirla a los menores de 12 si creen que será beneficiosa. Israel, por su parte, autorizó a finales de julio la vacuna para niños de entre cinco y 11 años susceptibles de sufrir complicaciones graves ligadas al covid-19.
El Gobierno cubano ha asegurado que los menores, que dejaron de asistir a clases presenciales en enero, volverán a las escuelas cuando haya condiciones.