Cuando el cine convierte los sueños en realidad
Euskal Herria. 84'. Directora y guionista: Maider Oleaga. Producción: Pantalla Partida SL, Kubelik Films. Montaje: Maialen Sarasua. Fotografía: Rita Noriega. Música: Pájaro.

Entre los seguidores del western, quién no ha jugado reimaginando secuencias clásicas que se hubieran visto favorecidas en nuestra geografía más cercana.
Rememorar el cruce de miradas, polvo y sudor de Clint Eastwood, Lee Van Cleef y Eli Wallach en los áridos paisajes de las Bardenas o la llamada del pequeño Brandon De Wilde a Alan Ladd mientras se aleja a lomos de su caballo en dirección a la Sierra Gorobel.
Son tantos los ejemplos que no nos extraña que un buen día, Jose Luis Murga Isusi y Oier Martínez de Santos sumaran su entusiasmo y sueños para llevar a cabo algo tan anacrónico como un western escenificado en el valle de Kuartango y que sería protagonizado por sus propios vecinos.
Semejante epopeya, que incluyó la construcción de un poblado del Salvaje Oeste, se prolongó durante seis años. La película, que lleva por título ‘Algo más que morir’, se estrenó en el Almeria Western Film Festival, en el año 2014, y se alzó con dos galardones, entre ellos el del público.
Con semejante mimbres, la cineasta Maider Oleaga ha realizado un excelente largometraje documental que, anclado en el presente, nos descubre lo que supuso aquella epopeya fílmica y su legado emocional para quienes participaron en dicho rodaje.
Oleaga no ha eludido la iconografía y el arquetipo que rodea al western y lo ha añadido a su trabajo con exquisito detalle y respeto –ejemplo de ello es la excelente banda sonora de ‘Pájaro’– mientras los protagonistas nos guían por esos paisajes que una vez cabalgaron y recrean, al calor de una hoguera, la magia, risas y desencuentros que se vivieron durante el rodaje.
Mención especial merece la figura de Jose Luis Murga, quien logró seducir a sus vecinos para que se sumaran a su quijotesca aventura.
En su reencuentro con su personaje Dick Murray en ‘Algo más que morir’, Murga es captado por una cámara que compone en algunos tramos los míticos «planos Leone» que instauró el maestro italiano Sergio Leone en sus westerns almerienses y recoge su testimonio cuando lee la emotiva carta que envió a Clint Eastwood, profesándole su admiración y respeto.
‘Kuartk Valley’ finaliza de la mejor manera posible, en un reencuentro en aquella pradera que una vez acogió un poblado que hoy no es fantasma, sino recuerdo presente.

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