Seis representantes políticos, siete, se dispensa la ausencia de última hora de Frédérique Espagnac (PS), se han sentado durante una intensa mañana de debates y reflexiones, en el Auditorio Henri Grenet de Baiona para hablar de lo realizado desde 2011 y de los retos que quedan por avanzar.
De EH Bai a Les Républicains, de la UDI a los ecologistas, sin olvidar al PS, a cuyo último ex primer ministro, Bernard Cazenave, el presidente de la Mancomunidad Vasca ha rendido un homenaje al señalarle como el dirigente «que hizo posible el desarme de ETA», representantes de la mayoría política de Ipar Euskal Herria han renovado su compromiso con el trabajo en común para conseguir los objetivos pendientes desde Aiete.
Todos y cada uno de ellos han valorado positivamente la experiencia de 2011. Y en el turno final Max Brisson ha dado dos claves para poder completar ese camino. «Todo dependerá de nuestras capacidades para seguir trabajando el consenso, tenemos que demostrar que somos capaces de echar carbón a la máquina, y seguir alumbrando ese camino de acuerdo que hemos construido», ha expresado.
Y ha hecho votos por seguir cultivando «la construcción intelectual del pais y de sus élites, para que podamos seguir pensando y actuando de forma diferente, buscando respuestas propias a problemas que no nos son propios, que no existen en otros lugares de la Republica».
Ha reconocido el senador de Les Républicains que hacer avanzar la solución en relación a los presos «es el dosier que exige mucha energía», y ha hecho un guiño a la presidenta de Bake Bidea, Anaiz Funosas.
Superar «la avería»
El carbón del que hablaba Brisson podria servir para superar «la avería» que Jean-René Etchegaray ha atribuido a ese convoy que, a veces más rápido, otras «con una lentitud insoportable», «ha logrado «avances extraordinarios, como el final del estatus DPS y el acercamiento de la mayoría de los prisioneros».
Etchegaray cierra su turno rindiendo homenaje al ex primer ministro socialista Cazenave. "Hizo posible que se produjera el desarme de ETA". Una delegación vasca se reunió con el en Pau para trasladarle que iba a darse ese hito de la mano de la sociedad civil. #Aiete10urte pic.twitter.com/lHNaOcZRnr
— Maite Ubiria (@Maite_Ubiria) October 16, 2021
El presidente de la Mancomunidad Vasca ha tenido palabras duras para la Fiscalía antiterrorista, de cuya actitud tuvo un cercano signo cuando fue a testimoniar en el juicio «contra un compatriota«, Egoitz Urrutikoetxea, electo que sesiona como él en la Mancomunidad Vasca.
Ha lanzado dardos a Emmanuel Macron a quien, a las puertas de la campaña a la elección presidencial, le ha pedido señales firmes «sobre hombres que llevan 32 años en la cárcel, que han apoyado este proceso que partió de Aiete y que la sociedad no entiende, no entendemos, que sigan en prisión».
Y Brisson ha aguijonado a París recordando «aquella mascarada que protagonizaron en Luhuso», aludiendo en términos elogiosos a quienes hicieron un primer ensayo de dejar fuera de uso las armas, y recordando que su detención «por razón de estado», no hizo sino de catalizador del proceso que finalmente llevó a cabo la sociedad en la Jornada de Desarme, en Baiona.
Un integrante de la propia mayoría macronista, el diputado Vincent Bru, ha redundado en varias de sus intervenciones en esa tarea pendiente con respecto a los presos, recordando que «en cuanto fui elegido diputado lo primero que hice fue visitar a los presos en las cárceles francesas».
Ha elogiado el trabajo compartido de electos y sociedad y, sin ocultar su decepción porque las nociones que imperan en la comision de leyes de la Asamblea Nacional, la noción misma de ley, «no se apliquen a los presos vascos», ha dicho que el trabajo de la sociedad de Iparralde «para añadir presión, y empujar en la buena dirección será clave, también a futuro».
«Aiete nos trajo un soplo de esperanza, nos aportó una posibilidad de comprometernos, y sabíamos que no sería una ruta tranquila, pero estamos haciendo camino, y decimos de una misma voz que es insoportable la situación de presos que llevan 30 años en prisión», ha remarcado la ecologista Alize Leizagezahar, en una nueva alusión a Jakes Esnal y Ion Kepa Parot.
Jean-Jacques Lasserre, presidente del consejo general de Pirineos Atlánticos, ha planteado el interrogante de si Aiete valió la pena. Ha respondido: «Si, porque funcionó». Ha apelado a seguir trabajando desde el respeto a la diferencia, y se ha detenido en la necesidad de reinsertar esos retos del proceso de paz en un contexto global «en el que debemos hacer frente a toda una serie de fracturas y de acordar, más allá de las lógicas de familia política, para dar respuestas para este territorio».
Alain Iriart (EH Bai) se ha mostrado agradecido por haberse podido incorporar al consenso que ha permitido llevar hasta aquí la hoja de ruta escrita en Aiete. Y ha defendido ese modo de hacer para avanzar. Ha sido el que ha evocado con más claridad «el derecho a que este pueblo, su cultura y su lengua, su sociedad encuentren su plaza en el mundo».
Ha saludado el papel jugado por todos los actores locales y saludado la ayuda recibida de los expertos internacionales, algunos como Brian Currin, presentes en la sala. Ha hecho suyas las palabras de Véronique Dudouet (Berghof Foundation) al defender el valor del «proceso multilateral, inclusivo y participativo» que echó a andar hace diez años.
En la despedida, todos han coincidido en la necesidad de «echar más carbón», o por emplear términos más sostenibles, insuflar un nuevo aire a ese trabajo compartido entre diferentes, que ha sido «la gran aportación de Ipar Euskal Herria» al proceso de construcción de una paz justa y duradera.