La Fundación Egiari Zor ha comparecido este miércoles en Donostia para denunciar el «silencio atronador» de quienes «se erigen en referentes éticos» ante «las declaraciones explícitas de enaltecimiento y apología del terrorismo de Estado que nos han hecho estremecer estos días».
Pilar Garaialde, hija de Pablo Garaialde –taxista muerto en 1982 por disparos de la extrema derecha– y Urtza Alkorta, quien denunció haber sido torturada por la Ertzaintza, han enumerado hechos como la filtración de una conversación atribuyendo al Gobierno de Felipe González el envío de cartas-bomba a militantes abertzales –una de las cuales mató en Errenteria al cartero José Antonio Cardosa– , unas declaraciones de Rafael Vera haciendo «de manera explícita apología de las ejecuciones arbitrarias», la condecoración otorgada a un policía condenado en 1994 por violar Derechos Humanos, las palabras de Ramón Jauregui eximiendo al PSOE «de responsabilidad política alguna en relación al GAL» o las alabanzas del comisario Villarejo «al trabajo de sus compañeros en la guerra sucia y en relación a las desapariciones forzosas».
Antes estas manifestaciones, han tildado de «absolutamente vergonzoso» que haya quien «regla en mano se atribuya la potestad de medir la calidad ética de otros y a la vez calle ante las humillaciones y agravios que padecemos las víctimas de la violencia de Estado».
Concretamente se han referido en primer lugar al lehendakari Iñigo Urkullu, quien «decía que la convivencia es un reto ético que se se debe orientar al encuentro. ¿Dónde está él cuando las agredidas de manera clara y directa somos las víctimas de la violencia del Estado?», han interpelado.
Foco sobre el PSOE y las FSE
Al hilo de la declaración realizada por la izquierda abertzale el pasado día 18, muchas miradas, incluidas víctimas de ETA, se han dirigido al PSOE y su relación con los GAL, y también a las Fuerzas de Seguridad del Estado. Esta interpelación «convierte aun más si cabe en inaceptable la hipocresía de la mayoría política e institucional de este país, que parece no tener ningún interés en demandar el reconocimiento del daño causado a los responsables de nuestro sufrimiento».
Las víctimas integradas en Egiari Zor demandan dicho reconocimiento y subrayan que «los responsables de nuestro dolor tenéis siglas políticas, nombres y apellidos, uniformes de distintos colores y compartís la misma impunidad. Sois los herederos de la dictadura militar, los de la reforma sangrienta, los responsables del terrorismo de Estado, los del plan ZEN, la tortura sistemática y las versiones oficiales, los arquitectos de la política penitenciaria de exterminio, los que disteis apoyo a una estrategia de Estado que vulneró desde muchos frentes nuestros Derechos Humanos, entre otros».
«Estamos esperando a que seáis capaces de cumplir con el nivel de exigencia que establecéis en base a una supuesta superioridad ética», han añadido, antes de mostrar su esperanza de que «el modelo de convivencia que algunos defienden no pretenda obviar las responsabilidades derivadas de la violencia de Estado en el marco de la confrontación armada vivida. Esperamos que no pretenda obviarse que existe un conflicto político que ha de ser resuelto, si de veras creemos en un marco democrático de convivencia».