Tras diez meses de negociaciones infructuosas, las autoridades francesas consideran que Londres sigue sin respetar los acuerdos de pesca tras el Brexit y avisan de que ya se les ha acabado la paciencia. «Hemos sido pacientes y nuestros pescadores han sido responsables. Ya basta: a partir del 2 de noviembre aplicaremos represalias», afirmó en la cadena CNews el secretario de Estado de Asuntos Europeos, Clément Beaune, que añadió que Londres solo entiende «el lenguaje de la fuerza». Pero antes de que llegue el martes han pasado de las palabras a los hechos y una de sus patrulleras de la Gendarmería controló y sancionó a dos barcos británicos en la bahía del Sena.

Al primero por resistirse a su control y al segundo, que fue conducido al puerto de Le Havre para abrirle un procedimiento que podría derivar en su inmovilización, por no figurar en las listas de licencias acordadas por la Comisión Europea y el Gobierno francés a Gran Bretaña.

París avanza que a partir de la semana que viene se prohibirá a los pesqueros británicos desembarcar sus capturas en ciertos puertos franceses, se reforzarán los controles sanitarios y aduaneros, habrá controles sistemáticos de seguridad en los buques y se reforzarán los registros a los camiones con destino y procedencia de Gran Bretaña.

El Gobierno francés ha pedido también que actúe la Comisión Europea y no excluye la posibilidad de recortar sus exportaciones de electricidad a se país.

París considera que Londres no ha concedido a sus pescadores casi la mitad de las licencias de pesca a las que, en virtud del Brexit, tiene derecho para faenar en las aguas jurisdiccionales británicas (sobre todo en torno a las islas anglo-normandas del canal), mientras Londres asegura que ya ha concedido el 98%.

«Los franceses y los pescadores tienen derechos. Hay un acuerdo firmado. Debemos aplicarlo. Tenemos derechos de pesca, debemos defenderlos y los defenderemos», señaló la ministra del Mar, Annick Girardin.

El Ejecutivo británico consideró las amenazas francesas «decepcionantes y desproporcionadas» y, tras anunciar que «recibirán una respuesta apropiada», la ministra de Exteriores, Liz Truss, ordenó convocar a la embajadora francesa.