NAIZ
Glasgow

La COP26 recoge compromisos, de momento no vinculantes, sobre los combustibles fósiles

La COP26 ha registrado este jueves varios compromisos sobre combustibles fósiles, principal causa del cambio climático, pero con muchas ausencias notables entre los firmantes a pesar de que un nuevo estudio advierte de que las emisiones de CO2 ya casi han regresado a sus niveles récord prepandemia.

En esta fotografía, tomada a través de una ventana, se ve un rótulo iluminado con el mensaje ‘No nuevos mundos’, en la quinta jornada de la Cumbre de Glasgow, este 4 de noviembre. (Daniel LEAL-OLIVAS/AFP)
En esta fotografía, tomada a través de una ventana, se ve un rótulo iluminado con el mensaje ‘No nuevos mundos’, en la quinta jornada de la Cumbre de Glasgow, este 4 de noviembre. (Daniel LEAL-OLIVAS/AFP)

La Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático ha aumentado la presión para acabar con los combustibles fósiles, y con el carbón en particular, con la firma este jueves de tres compromisos multilaterales para ir abandonando la generación de electricidad con hidrocarburos, responsable del 25% de las emisiones de CO2.

Los documentos difundidos durante esta jornada en la cumbre de Glasgow no son legalmente vinculantes para quienes los suscriben, sino meras declaraciones políticas.

El carbón, en el punto de mira... pero no de todos

«El final del carbón está a la vista», ha declarado el presidente de la COP26, Alok Sharma, quien ha reiterado que «mantener vivo el (límite del) 1,5 ºC significa que tenemos que descarbonizar nuestros sectores energéticos».

Por un lado, como ya se había anunciado, 23 Estados se han comprometido por primera vez a no construir nuevas centrales eléctricas de carbón para acelerar la transición hacia las energías limpias, lo que eleva ese bloque hasta 42 miembros.

Pero esa declaración no lleva la firma de Estados Unidos, ni de India ni de China, por lo que las palabras de Sharma no pueden tomarse al pie de la letra.

Entre los nuevos firmantes se cuentan Indonesia, Vietnam, Corea del Sur, Egipto, Estado español, Nepal, Chile, Ucrania y Polonia, responsable, este último, del 96% de la hulla extraída en la UE en 2020 y del 43% del total del consumo de carbón en el bloque comunitario.

Claro que Polonia no planea dejar de extraer la hulla hasta 2049 y, como ha comentado a Efe Jonathan Sims –analista del centro Carbon Tracker–, «tendría que hacerlo mucho antes» para responder a las necesidades climáticas.

En todo caso, la iniciativa tiene sentido económico porque «los inversores tienen cada vez menos apetito» por ese hidrocarburo, ya que «quemar carbón es muy caro» en comparación con desplegar fuentes de energía renovable, como ha indicado Elif Gündüzyeli, coordinadora de políticas energéticas de la Red de Acción Climática (CAN).

Al menos otras dos décadas quemándolo

En un segundo anuncio, 28 gobiernos –entre ellos los de Singapur, Ucrania, Estonia o Eslovenia– se han sumado al grupo de Estados comprometidos con la eliminación paulatina del carbón de su mix energético, con lo que ese grupo asciende ya a 165 países, ciudades, regiones y entidades, que apuestan por «ejecutar acciones decisivas» para «acelerar la transición del carbón hacia la energía limpia».

Entre los nuevos miembros de esa coalición, se cuentan también once firmas financieras –como HSBC, Lloyds Bank o SCOR Global Investments–, lo que eleva a 33 el número total entidades, que representan unos activos totales de 17 billones de dólares (unos 14,7 billones de euros).

Esa alianza recoge el compromiso de «eliminar gradualmente» la energía generada con carbón en las «principales economías» en la década de 2030 «y en la década de 2040 para el resto del mundo».

Sin financiación para explotaciones en el extranjero

Un tercer compromiso rubricado también este jueves en la COP26 y adoptado por una veintena de Estados e instituciones –entre ellos, Estados Unidos, Costa Rica, Gran Bretaña, Portugal o el Banco Europeo de Inversiones– promete poner fin a la financiación de los combustibles fósiles en el extranjero a finales de 2022.

«Es significativo sobre dónde va el dinero», ya que implica que 8.000 millones de dólares (unos 6.930 millones de euros) podrán destinarse a energías renovables, tal como ha señalado Gündüzyeli, quien ha recordado que se suma al anuncio de China hace un mes, que «fue clave» porque envió una poderosa señal al mundo.

Por ejemplo, Turquía tiene programado construir dos nuevas centrales que se esperaba contaran con dinero chino, algo que en principio ya no ocurrirá.

No obstante, ese texto matiza que los firmantes pondrán «fin a más apoyo público directo para el sector internacional de energía de combustibles fósiles para finales de 2022, excepto en circunstancias limitadas y claramente definidas».

Esas «circunstancias», añaden, deberán ser «consistentes» con el objetivo de limitar el aumento de las temperaturas a final de siglo a 1,5 ºC respecto a los valores preindustriales.

Aun así, este documento no cuenta con el apoyo de potencias como Japón, Rusia, Australia o Alemania.

Más palabras que hechos

«Los anuncios pintan bien, pero una cosa son la palabras y otra los hechos», ha indicado la especialista en política energética de la Red de Acción Climática.

Por su parte, el analista de Carbon Tracker considera que «los anuncios son claramente alentadores», pero ha lamentado que «se centran completamente en el carbón y no hablan de petróleo y gas», que también deberían de abordarse si se aspira a un futuro con cero emisiones de dióxido de carbono.

Precisamente, un estudio difundido con motivo de la COP26, ha puesto de manifiesto la fría realidad de las cifras: a pesar del respiro de la pandemia covid-19, que redujo considerablemente las emisiones de CO2 en 2020, la curva ya está de nuevo ascendiendo.

Según el proyecto Global Carbon, estas emisiones se habrán recuperado en 2021 a menos del 1% por debajo de su nivel récord de 2019, dejando cada vez menos tiempo para cumplir el objetivo de 1,5 ° C. Y la fuente mayoritaria de producción de CO2, el principal gas de efecto invernadero, es precisamente el uso de combustibles fósiles.

«Una verificación de la realidad de lo que está sucediendo en el mundo mientras discutimos en Glasgow cómo combatir el cambio climático», ha señalado la climatóloga Corinne Le Quéré, una de las autoras del estudio, tal como ha recogido AFP.