Entrevista
Joan Peytaví Deixona
Investigador y miembro del Institut d'Estudis Catalans

«El número de personas que hablan catalán cae»

En Catalunya Nord la situación del catalán es bastante complicada, aunque el apoyo y la movilización a su favor están creciendo, tal y como explica el catedrático e investigador de demografía, toponimia y sociolingüística Joan Peytaví Deixona.

Joan Peytaví Deixona. (Guillaume FAUVEAU)
Joan Peytaví Deixona. (Guillaume FAUVEAU)

El esfuerzo común para que se votase la Ley Molac para la defensa y la promoción de las lenguas minorizadas del Estado francés y el rechazo a la decisión del Consejo Constitucional contra dos de sus artículos ha unido a los defensores de las lenguas de las diferentes naciones del Estado francés. Esta colaboración está permitiendo conocer mejor su situación. A ello contribuyó el coloquio organizado en Baiona por Euskaltzaindia y Euskal Konfederazioa, en el que participó Joan Peytaví Deixona.

¿Cuál es la situación del catalán en Catalunya Nord?

La situación actual es fruto de la interrupción y la sustitución lingüística. Entre las dos guerras mundiales hubo una generación que no transmitió la lengua materna. En toda Francia se vivió una situación parecida. Fueron las primeras generaciones en recibir una educación obligatoria laica. Después de la Revolución Industrial y de la época colonial, Francia se convirtió en un país rico, por lo que unirse a Francia estaba bien visto y ello suponía asumir su lengua. Esto también está ligado al éxito social y al hecho de haber combatido (obligados) en las dos contiendas mundiales; en Catalunya hay muchos muertos de las guerras. En 1939, no pocos catalanohablantes llegaron con el exilio republicano, reactivando así un poco la lengua. Hay que tener en cuenta que se trataba de exiliados, marcados políticamente y que procedían de un país pobre, lo que no les daba prestigio; además, muchos se fueron a París, México…

En los años 80, se llega prácticamente a la sustitución lingüística. Si en 1900, el 100% hablaba catalán y un pequeño porcentaje sabía o comprendía el francés, en la generación de 2000, el 100% de la gente habla en francés (salvo la población extrajera que todavía no se ha integrado) y un pequeño porcentaje habla catalán regularmente. 

¿Hoy en día quién lo habla?

Se podría decir que hay cuatro grupos. La gente de más de 80 años que hablan el catalán en su forma dialectal del Rosselló. El catalán es una lengua bastante unificada, si no, que me expliquen por qué mi abuelo entiende la televisión catalana del sur. Sobre todo, son los de fuera los que dicen que es diferente, es una elección política decir que el catalán de Perpinyà es diferente del de Barcelona, porque uno está en Francia y el otro no. También están los que se podría calificar como militantes de la lengua, de los cuales una parte llegaron escapando de la guerra y la dictadura, o para trabajar, y se mezclaron con la población local. Y los gitanos, que son los locutores tradicionales desde que se establecieron en la zona de Perpinyà hace 100-150 años.

¿Cúal es la percepción social del catalán?

Desde hace 30 años hay un cambio de postura, pasando de una percepción negativa a una más positiva. El prestigio ha venido del sur, son más dinámicos, más numerosos, y el catalán es totalmente normal en Barcelona, en Girona, en Valencia… de alguna manera somos catalanes de segunda división pero estamos orgullosos, porque nos ha dado el orgullo que habíamos perdido. Ha traído el prestigio del catalán, se ha abandonado casi totalmente la manera de hablar el rossellonés, y se ha reencontrado a través de la forma estándar, de la televisión y de la radio. La gente se ha dado cuenta de que puede hacer toda su vida en catalán solo con pasar la frontera. También ha aportado una visión positiva el proceso independentista. Aunque no seremos independientes nunca, que lo fuesen ellos sería una especie de orgullo a través de ellos.

¿Esto se ha traducido en un aumento de las matriculaciones en la enseñanza en catalán?

Hay voluntad por parte de la gente de inscribir a sus hijos e hijas en la enseñanza bilingüe pública. También están las escuelas asociativas de inmersión de la Bressola, que son como las ikastolas. Pero falta personal. El problema es que aún no podemos garantizar suficientes catalanohablantes. Todos los años hay alrededor de 300 alumnos que al terminar Secundaria tienen un conocimiento activo o pasivo de la lengua, cuando mueren 3.000 catalanoparlantes. El número de personas que hablan en catalán cae.

En Ipar Euskal Herria hay una gran inmigración de otras partes del Estado francés, ¿ocurre lo mismo en Catalunya Nord?

Sí, sobre todo en el litoral. De los 475.000 habitantes de hoy en día, 100.000 han llegado en los últimos 30 años.

¿Y hay integración social?

No, no hay capacidad para ello. Con el exilio republicano, llegaron entre 450.000 y 600.000 personas, aunque una gran parte regresó al Estado español. En aquella época en el Departamento vivían 200.000 personas. Desde entonces han llegado muchas poblaciones; españoles, portugueses, magrebíes, de las colonias, turistas que vienen a quedarse, del norte de Francia. Además muchos niños y niñas locales se han marchado. Todo esto tiene un efecto claro en la lengua y en la voluntad de defender una identidad, aunque últimamente haya esta tendencia a definirse como catalán. Pero la lengua no define la identidad como lo puede hacer al sur de la frontera.

¿Qué apoyo político tiene el catalán en Catalunya Nord? ¿Hay un frente común ante París en defensa de la lengua?

No, la división política también se impone en la cuestión catalana y en su cultura, muchas veces ligada a un interés electoralista. No hay un frente común, aunque como las cosas se mueven muy rápido últimamente, tal vez ocurra dentro de poco.

En Catalunya no hay intensidad en la reivindicación y que dure en el tiempo. La red asociativa es bastante débil y creo que tiene que ver también con la situación demográfica. Ha llegado mucha gente pero muchos jóvenes se han marchado, así que ¿quién se va poner en primera fila para defender el catalán? 

¿Qué efecto ha tenido la Ley Molac en Catalunya Nord?

Ha interesado a los profesionales de la lengua de manera positiva, también a la gente que tiene a sus hijos e hijas en las escuelas, sean inmersivas o bilingües. Se veía como un cambio histórico. Después de la decisión del Consejo Constitucional la ilusión cae y llega la incomprensión, y se plantea la pregunta: «¿De qué tiene miedo Francia?». Somos unos pocos vascos, bretones, catalanes…

¿Hubo movilizaciones tras la decisión del Constitucional?

Hubo comunicados, pero la gente no salió a la calle.

Desde Hego Euskal Herria, diferentes organismos, iniciativas... apoyan el desarrollo del euskara en Ipar Euska Herria ¿Ocurre lo mismo en Catalunya Nord con respecto al Principat?

No, no mucho, hemos tratado de desarrollar actividades transfronterizas gracias a las ayudas europeas, pero es difícil que perduren en el tiempo. En un momento dado venía de la Generalitat, en el momento de Jordi Pujol había muchas subvenciones y donaciones de libros y de presupuesto.

Hace dos años se creó la Oficina Pública del Catalán. La primera fue la del euskara en 2004, y desde entonces se han ido creando las de las demás lenguas del Estado. ¿Qué acciones está llevando a cabo?

Era algo muy esperado, entre otras cosas porque éramos los últimos. Tiene un presupuesto muy pequeño, estamos en nuestros comienzos, por lo que no sabemos muy bien qué acciones podrá hacer, su sede está en la Universidad de Perpinyà.

¿Qué similitudes y diferencias observa entre Catalunya Nord e Ipar Euskal Herria?

Catalanes y vascos no se conocen mucho en el lado francés, pero hay puntos en común: tenemos los Pirineos, una costa, la misma frontera. Tenemos una vida respecto a Francia y a España que es bastante parecida, una integración respecto a Francia similar y también en cuanto al tamaño de la población. Ni los corsos, ni los bretones, ni los occitanos, ni los alsacianos tienen eso, por lo que muchas veces nos entendemos. Me da pena que no aprovechemos más esos puntos en común. Por el contrario, no creo que las dinámicas sean las mismas, por ejemplo el frente político común a favor de la lengua que hay en el País Vasco entre nosotros no existe. Las poblaciones son diferentes, las migraciones son diferentes, creo que hay cosas que harán que no reaccionemos de la misma manera. El activismo militante asociativo lo veo más presente en el País Vasco que entre nosotros, pero tan solo es una opinión. Hay cosas que podríamos compartir, que no podríamos con los bretones o los corsos.

¿Cómo ve el futuro del catalán en Catalunya Nord?

Siempre soy optimista, pero soy historiador y la historia me ha enseñado que no hay que ser demasiado optimista a causa de la aceleración de la historia, todo va muy rápido, por lo que puede ir muy rápido en un sentido o en el otro.

La solución sería cambiar el artículo 2 de la Constitución, y añadir también algo al artículo 75-1 sobre las lenguas como patrimonio. No creo que eso vaya a poner en peligro la República, el estado-nación, ni el Gobierno. Las cosas han avanzado de manera positiva, las ideas y los tiempos han cambiado. Hoy en día, la mayoría de la sociedad no ve que haya ningún problema en hablar bretón en Brest o euskara en Baiona. Los que siguen enganchados a una cierta manera de gobernar Francia son los grandes tecnócratas.