Desde que debutara con ‘Io sono un aurtarchico’ (1976), Nanni Moretti ha madurado cinematograficamente camino ya de cumplir los 50 años de carrera, y la etiqueta del Woody Allen italiano no le beneficia en la actualidad, porque sus películas son recibidas por crítica y público con la misma incomprensión e indiferencia que las del neoyorquino.

Dicho esto, confieso que sigo disfrutando con su cine, y que ‘Tre piani’ (2021) me parece una obra de gran mérito, por la dificultad que entraña el condensar todo un microcosmos vecinal con el caracter de un entomólogo que observa un hormiguero. Su apariencia superficial de culebrón televisivo no debe ser obstáculo para reconocer su compleja estructura sustentada en un sólido guion y un reparto coral en el que Nanni Moretti se reserva uno de los papeles secundarios o complementarios de todo el entramado de personajes entrelazados y vinculados entre si en una narración trifásica con tres pisos, tres generaciones y un arco temporal de tres lustros o quinquenios.

El desencadenante de la historia es un hecho trágico que divide a la vecindad, pues una vecina que iba camino del hospital a dar a luz fue testigo de un atropello mortal por parte del hijo del juez que conducía borracho y se empotró en la casa para sorpresa de sus habitantes. A la vez un matrimonio que suele dejar a su hija pequeña con un vecino jubilado empieza a sospechar de que haya cometido abusos con la menor. La nieta del anciano se insinúa a un hombre casado que siempre está fuera trabajando, y cuya mujer carga con los hijos y una enfermedad mental de tipo hereditario.

Esta última es interpretada por Alba Rhorwacher, mientras que el esposo es Adriano Giannini. Riccardo Scarmarcio y Elena Lietti son la pareja preocupada por su hijita, con Paolo Graziosi como el viejo. Margherita Buy es la esposa del juez.