Hace ya muchos años, en tiempos de la perestroika, fui a estudiar a la URSS. Lo que más sorprendía a la gente que llegaba a Moscú por primera vez era ver las tiendas medio vacías. Tal vez porque era algo que me esperaba, o porque no pensaba que la Unión Soviética fuera el paraíso, el caso es que no fue eso lo que más me impresionó. Lo que más me llamó la atención fue el extraordinario control ideológico que el poder ejercía sobre cualquier tipo de publicación. No había artículo o libro, periodístico o científico, que no tuviera alguna referencia a los clásicos del marxismo leninismo, a los materiales del último congreso del partido o a los discursos de los líderes. Daba lo mismo el tema, siempre había alguna cita con la que justificar la tesis. Era una cosa que no comprendía por excesiva y que además me enervaba.

Aquella sensación de asfixiante control ideológico se repite cada vez que veo EiTB. De hecho, hace tiempo que cuando enciendo la tele paso de largo para no aguantar la descarada y burda propaganda que destilan prácticamente todos sus programas. Así que cuando se les va mucho la mano con alguna cosa, suelo enterarme porque empiezan a aparecer mensajes críticos en las redes sociales. Eso me obliga a indagar para saber qué es lo que ha ocurrido, pero al menos me evito el disgusto de verlo en directo. Por lo que parece, la última hazaña que han perpetrado ha sido en un programa sobre el rock radical vasco, que ya son ganas de querer enredar a estas alturas.

Aunque también es posible que el gusto por reescribir el pasado no sea una cuestión de voluntad, sino una necesidad ineludible del poder para afianzarse, pues como certeramente apuntó el periodista ruso Dmitri Muratov al recoger el premio Nobel de la Paz de este año, «los gobiernos mejoran continuamente el pasado». No creo que se pueda dar una definición más exacta de lo que está haciendo el Gobierno de Lakua con su lehendakari a la cabeza, que ha llegado incluso a reivindicar los fueros de 1839. En este contexto, como señaló también Muratov, mejorar el futuro debe ser el reto del periodismo.