La «obligación vacunal encubierta» de la que habla el ministro de Sanidad francés, Olivier Véran, puede ser cuestión de semanas. Inicialmente, el Gobierno tenía previsto echar a andar el nuevo proyecto de ley a principios de enero.

Sin embargo, finalmente el Consejo de Ministros aprobará, la semana próxima, ese proyecto para transformar el pase sanitario en pase vacunal, con vistas a que, tras una tramitación exprés, la medida pueda estar operativa para mediados de enero.

La mayoría holgada de que dispone Emmanuel Macron en la Asamblea Nacional no debería causarle problemas a la hora de poner en marcha ese nuevo documento, que solo se podrá obtener si se tiene la pauta vacunal completa, ya que no valdrá, como hasta ahora, con aportar una PCR negativa como alternativa a la vacunación.

No obstante, la mayoría de derecha que controla el Senado puede poner algún que otro palo en la rueda, dado que ese trámite urgente será una de las últimas oportunidades para ajustar cuentas con el ejecutivo. Las cámaras se disolverán en febrero, en razón de las elecciones presidenciales que se celebrarán en abril de 2022, a las que seguirán las legislativas, en junio.

Desde la oposición de izquierda se recrimina a Macron que vuelva a recurrir a un procedimiento exprés para eludir un debate parlamentario más reposado.

Rápida expansión de la variante ómicron

Confiado en que la creciente preocupación por el ascenso imparable de contagios genere, en todo caso, un clima favorable a la reconversión del pase sanitario, tras una reunión del primer ministro, Jean Castex, con las asociaciones de municipios, el portavoz del Gobierno, Gabriel Attal, ha anunciado este martes que, el lunes, se celebrará un Consejo de Ministros extraordinario para adoptar el proyecto de ley sobre el certificado de vacunación.

«Si el virus se acelera, nosotros también tenemos que hacerlo», ha defendido Attal en declaraciones a la prensa.

El portavoz ha justificado el acelerón en el calendario por el incremento de la incidencia del covid-19, que ha alcanzado este martes los 573 casos por cada 100.000 habitantes.

La variante ómicron ya representa un 10% de los casos –cifra a todas luces infravaloraba dada la escasa secuenciación–, pero su incidencia en algunas regiones, como París, es muy superior, ya que uno de cada tres positivos pertenecen a esa cepa.

En vista del deterioro de la situación sanitaria el Gobierno galo ya adelantó, la semana pasada, que no se podrá celebrar en la calle la Nochevieja. Una restricción que se suma al cierre de las discotecas durante todo el mes de diciembre.