Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

Un cuento de Navidad

De milagro, o de inesperado regalo navideño, se puede considerar el hallazgo de la película perdida ‘Los sueños de Tay-Pi’ (1952).

Cartel de ‘Los sueños de Tay-Pi’ (1952), la película perdida.
Cartel de ‘Los sueños de Tay-Pi’ (1952), la película perdida. (NAIZ)

El pasado miércoles día 29 se proyectó ‘Los sueños de Tay-Pi’ (1952) en el cine Doré, sede de la Filmoteca de Madrid. Y en realidad fue su verdadero estreno, casi setenta años después, porque originalmente solamente conoció una única proyección en el cine barcelonés Avenida de la Luz, que pasó totalmente desapercibida a los ojos de la crítica, por lo que apenas quedó constancia de la misma.

Tampoco existía información de primera mano, debido a que no quedaban supervivientes de la producción. Eso era lo que se pensaba, hasta que aparecieron los familiares de Ana María Intxausti, una ilustradora de 90 años que trabajó en este largometraje de animación pionero como intercaladora de dibujos cuando tenía 17 años y que ahora ha podido verlo en su propia casa.

Gracias a ella se ha sabido de las dificultades por las que atravesó el proyecto, debido a que se trabajaba con el sistema de color británico Dufay, y tras la guerra no llegaba material, por lo que tuvieron que dibujar directamente sobre el acetato sobrante de ‘Garbancito de la Mancha’ (1945), que fue el primer logro de la productora catalana Balet y Blay.

El realizador fue el austriaco Franz Winterstein, que había llegado a Barcelona con la compañía teatral de Artur Kaps y Franz Johan, que compusieron las canciones.