Koldo Landaluze
Especialista en cine y series de televisión

‘Un pequeño mundo’, la infancia en el territorio insondable de un patio de colegio

El próximo 4 de febrero llegará a las pantallas de Euskal Herria ‘Un pequeño mundo’, premio Fipresci de la debutante Laura Wandel. Se trata de un inusual acercamiento a la infancia descrito a través de las vivencias de dos hermanos en el que la escenografía principal es el patio de un colegio.

Con esta su primera experiencia en el formato largo, la cineasta belga Laura Wandel recibió el premio Fipresci de la sección Un Certain Regard en la última edición de Cannes. Posteriormente pudo ser visionada en la sección Zabaltegi de Zinemaldia y en su ruta de festivales también cosechó el Premio a Mejor Película en el Festival de Ourense y el Festival de Cine por Mujeres. A nivel internacional, es una de las quince finalistas de la shortlist de los Premios Óscar en la categoría de Mejor Película de Habla No Inglesa, en representación de Bélgica.

Cálida y sensible, esta opera prima de Wandel apuesta por ser una inmersión profunda en el universo escolar a través de los ojos de una niña, con un trasfondo social y humano que muestra la realidad ineludible que es el acoso en las aulas desde un punto de vista inédito, el que aporta la relación entre dos hermanos.

Laura Wandel explica que tanto el punto de vista como el escenario del filme adquirieron una gran importancia desde el comienzo. Según la cineasta belga, «escogí el colegio, y sobre todo el patio, porque es una microsociedad. El tema de la integración está en las escuelas. Me dediqué a observar patios durante varios meses antes de empezar a rodar y descubrí que existía la noción de territorio. En el patio, todo el mundo intenta ocupar su sitio. La infancia es la época de los primeros descubrimientos, cuando la vida y las relaciones son muy intensas. También es cuando diseñamos y construimos nuestro paisaje interior. Los primeros años de colegio influyen en ese paisaje, que a menudo determina nuestra opinión del mundo cuando somos adultos. Incluso más que aprender a leer y a escribir, exploramos las relaciones con los demás».

En torno a la gran importancia que adquieren los patios de los colegios, añade «es el primer lugar fuera del entorno familiar donde aprendemos a relacionarnos con otros. En la película, Nora va al colegio por primera vez y descubre todos los problemas sociales, la integración, encontrar su lugar en la sociedad... Estos temas son la base de la humanidad; todos necesitamos que nos integren, nos reconozcan, y muchos de los conflictos a nivel mundial tienen que ver con esto. En Bélgica, el fútbol ocupa la mayor parte del patio, lo que crea agresividad porque queda muy poco espacio para los que no juegan al fútbol. Lo que pasa en el patio refleja lo que ocurre en muchos otros niveles de la sociedad en todo el mundo».

La mecánica de un patio de colegio

Todo ello orbita en torno a los dos protagonistas del filme, dos hermanos –interpretados por Maya Vanderbeque y Günter Duret– que viven inmersos en la dinámica de este microcosmo. Para Wandel, «Nora no está sola en el colegio, también está Abel, su hermano mayor. Empecé a partir de una historia de hermanos porque la fraternidad nos define. Y esto es exactamente lo que se verá atacado. Nora se aparta de su hermano porque siente que es la única forma de integrarse en la nueva comunidad. Tratándose de integración, muchas veces sentimos que debemos aceptar el punto de vista del otro y abandonar parte de nosotros mismos para coincidir con la mayoría, respondiendo así a una necesidad vital de integración. El tema de la amistad como acto emancipador es parte del núcleo de la historia».

Todo ello visto a través de la infancia, un territorio proclive a la calidez pero que, para la directora, siempre está definido por una línea difusa, porque  «la belleza de la infancia reside en su poesía, pero también en su crueldad. La línea divisoria entre ambas es muy porosa. Quise permanecer en el mundo de la infancia y del colegio, mostrando el exterior lo menos posible».

Finalmente, y en relación al rol que sumen los adultos en la película, revela que «A Nora le cuesta ver que su padre debe enfrentarse solo a todos los problemas. Puede que la madre esté en casa o puede que no, no lo sabemos, y tampoco me apetecía explicarlo. En general, fuera del entorno familiar, el colegio es el único mundo que el niño o la niña conoce, no existe casi nada más. Por otra parte, al no decir nada acerca de la ausencia de la madre, dejo total libertad al espectador. Para mí es muy importante que haga suya la película. Y para que pueda proyectar cosas personales, hay que darle espacio. No se puede entregar todo en bandeja al público, también tiene importancia lo que está fuera de la pantalla. La madre no aparece, el padre no tiene trabajo».