Dabid Lazkanoiturburu

Putin sobre Kazajistán: «No toleraremos revoluciones de colores en nuestra casa»

Tras presidir la cumbre de la alianza militar post-soviética, el líder ruso ha advertido de que no tolerará «revoluciones de colores en nuestra casa» y no ha dudado en presentar la revuelta kazaja como un «complot del terrorismo internacional».

El presidente ruso, en la cumbre telemática de la alianza militar post-soviética (OTSC)
El presidente ruso, en la cumbre telemática de la alianza militar post-soviética (OTSC) (ALEXEY NIKOLSKY | AFP)

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha advertido de que Moscú no tolerará «revoluciones de colores» en los territorios de la antigua URSS, en referencia a la revuelta que estalló en la república asiática de Kazajistán tras el incremento en el precio del gas licuado de petróleo.

El inquilino del Kremlin ha hecho suya la tesis del régimen kazajo, que asegura que el país habría sido objetivo de un complot interno con apoyos externos que, aprovechando las protestas, habría lanzado a miles de «terroristas» en un intento de golpe de Estado.

Putin ha prometido que las fuerzas militares rusas y de los aliados de la OTSC desplegadas en Kazajistán para apuntalar al poder frente al «terrorismo internacional» se retirarán del país tras acabar su misión.

La Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), una «mini-OTAN» que agrupa a Rusia, Bielorrusia, Armenia, Kirguizistán, Tayikistán y la propia Kazajistán, ha desplegado a miles de soldados.

En el transcurso de una cumbre telemática entre los líderes de estos países, el presidente kazajo,  Kassim-Jomart Tokaiev, ha asegurado que la retirada tendrá lugar «pronto».

Putin no se ha conformado con hablar del despliegue militar y de plazos y ha advertido de que Rusia no tolerará «revoluciones de colores», fórmula recurrente con la que Moscú tilda las revueltas en los antiguos países soviéticos desde los años 2000 y que, según el Kremlin, están orquestadas por Occidente.

«Tenemos claro que no será ni la primera ni la última tentativa de inmiscuirse en los asuntos de nuestro país», ha asegurado Putin, en una interpretación extensiva de lo que considera Rusia. «Y nunca permitiremos que perturben la situación en nuestra casa ni dejaremos que se den escenarios como los de las revoluciones de colores», ha insistido.

«Bandas armadas entrenadas»

El presidente ruso ha asegurado que la «agresión del terrorismo internacional» habría sido perpetrada por «bandas de hombres armados, que tenían claramente experiencia de combate» y que habrían sido formados «en centros en el extranjero».

Putin sostiene que se utilizaron «estrategias y tecnologías similares» a la de la revolución del Euromaidán de 2014 en Ucrania, que acabó con el Gobierno del prorruso Viktor Yanukovich en plena crisis por su negativa a firmar un Acuerdo de Asociación con la Unión Europea (UE).

El presidente kazajo, que ha vuelto a agradecer a Putin por la intervención militar rusa, ha identificado genéricamente a esas «fuerzas terroristas organizadas», entre las que incluye a «islamistas, por supuesto», además de a «criminales», «matones» y «mafiosos», que habrían aprovechado un movimiento de protesta pacífico para tumbar al poder.

«Nunca hemos utilizado ni utilizaremos la fuerza contra manifestantes pacíficos», ha asegurado Tokaiev, el mismo que ordenó «tirar a matar a los protestantes sin advertencia previa».

Pugna interna por el poder

En este magma de acusaciones y de tesis que criminalidad las protestas, el Gobierno kazajo ha aireado la purga en los servicios de inteligencia del país justificándola precisamente en el marco del supuesto intento de golpe de Estado tras las protestas.

El número uno del Comité de Seguridad Nacional (CSN), Karim Masimov, ha sido destituido y detenido acusado de ocultar durante años esos supuestos campos de entrenamiento donde se habría instruido a esas supuestas bandas armadas, por lo que podría ser condenado a 15 años de cárcel.  

Masimov, del círculo próximo al líder del país, Nursultán Nazarbaiev, fue primer ministro en dos mandatos antes de ser nombrado jefe del espionaje en 2016. Su adjunto, Azamat Abdimomunov, también ha sido purgado.

No así el el número dos del CSN, Samat Abish, sobrino de Nazarbaiev, quien sigue en el cargo.

Con un «padre de la nación» (Nursultán, «sultán Radiante»), todavía en paradero desconocido y que hasta ahora solo habría hablado a través de sus portavoces, la situación no está nada clara y todo apunta a intrigas palaciegas, sin que se sepa hasta qué punto tienen relación con la crisis.

Nazarbaiev no ha sido visto en público desde el 28 de diciembre, cuando viajó con Tokaiev a San Petersburgo pero en aviones distintos.

Fuentes opositoras le sitúan en el exilio en Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos) tras haber sido despojado tras el inicio de las protestas de la presidencia del Consejo de Seguridad Nacional por su delfín, el presidente Tokaiev.

El entorno de Nazarbaiev asegura que sigue en Nursultán, la capital del país que lleva su nombre y que habría sido él quien habría sugerido a Tokaiev la oportunidad de dejar el cargo, con el que tras renunciar formalmente tras 30 años de presidencia del país seguía pilotando los destinos del país asiático.