NAIZ

La reforma electoral de Biden naufraga ante el bloqueo republicano y la división demócrata

La gran reforma electoral de Joe Biden, que tiene por objeto proteger el derecho a voto en estados conservadores, naufragó este miércoles en el Senado debido al bloqueo unánime de la oposición republicana y a las divisiones dentro de su propio partido.

Una mujer con una mascarilla en defensa de la reforma electoral.
Una mujer con una mascarilla en defensa de la reforma electoral. ( Drew ANGERER | AFP)

Los republicanos bloquearon este miércoles en el Senado la nueva ley que había impulsado el presidente estadounidense, Joe Biden, para proteger el derecho al voto frente a las restricciones impuestas en estados conservadores.

Los senadores del Partido Republicano se negaron a debatir la iniciativa durante una votación clave, echando mano de una maniobra denominada filibusterismo y que permite impedir el debate de cualquier medida si no se reúne un mínimo de 60 votos.

Horas más tarde, el líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer, propuso un cambio en las reglas de esa cámara para restar poder conseguir que la medida fuera debatida. Sin embargo, como se predecía, no consiguió reunir el apoyo que necesitaba entre sus filas.

Los senadores demócratas Kyrsten Sinema, de Arizona, y Joe Manchin, de Virginia Occidental, se unieron a los republicanos y votaron en contra de cambiar las reglas del juego.

El bloqueo republicano y las diferencias internas entre los demócratas suponen un revés para Biden, que este jueves cumple un año en el poder.

El proyecto legislativo que los demócratas quieren aprobar combina dos iniciativas: la llamada "Ley de la libertad del voto" ("Freedom to Vote Act") y la "Ley de promoción de los derechos electorales John Lewis", en honor del fallecido legislador de Georgia y líder del movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos en la década de 1960.

El texto actual, que sí fue aprobado en la Cámara Baja, garantizaría el derecho a la votación anticipada y el voto por correo, además de establecer que el día de las elecciones sea un festivo. Esto podría aumentar la participación ya que EEUU siempre celebra los comicios en un martes laborable de noviembre.

Asimismo, permitiría al Departamento de Justicia supervisar cualquier cambio que se haga a las leyes electorales en estados que tienen un historial de discriminación contra las minorías raciales.

Cada estado fija sus normas

La batalla sobre el derecho al voto se produce porque en Estados Unidos no existe un sistema electoral central y cada estado fija sus propias normas electorales.

Durante la pandemia, muchos territorios flexibilizaron los requisitos para votar por correo o por adelantado, lo que provocó un récord de participación en los comicios de 2020 y alimentó teorías de conspiración por parte del entonces presidente, Donald Trump, y sus seguidores sobre un supuesto fraude masivo en las urnas, desestimado por los tribunales por falta de pruebas.

En reacción, los republicanos han aprobado durante el último año 33 leyes en 19 estados que limitan el sufragio.

Ocho horas bajo la lluvia para poder votar

El senador afroamericano de Georgia, Raphael Warnock, cuyo puesto podría estar en peligro por las restricciones al voto aprobadas en su estado, dio un emocionante discurso en el hemiciclo.

Narró cómo una mujer llamada Verona le contó que tuvo que esperar en fila durante ocho horas bajo la lluvia para poder votar en las elecciones de noviembre de 2020 y explicó como algunos estudiantes de universidad decidieron no acudir a las urnas porque no querían perder clases.

«Esas son las consecuencias de las leyes que se están aprobado en Georgia y en toda la nación», manifestó Warnock, que fue pastor en una iglesia de Atlanta donde predicó el líder de los derechos civiles Martin Luther King.

«Profundamente decepcionado»

Joe Biden, por su parte, reconoció estar «profundamente decepcionado» por el fracaso en el Senado de la gran reforma electoral.

«Estoy profundamente decepcionado de que el Senado no haya defendido nuestra democracia. Estoy decepcionado, pero no desalentado», dijo el mandatario en Twitter.