Al compás de ‘Me cago en el amor’ transitan las fotografías e historias que otorgan sentido a ‘Mondo difficile’, un interesante proyecto de Serie Gong Editorial orquestado por el escritor y periodista Germán Pose y el fotógrafo Ricardo Rubio.

Las voces de de Piluka Aranguren y Tonino Carotone asoman desde la trastienda de esta obra que recoge el legado kitsch de las fotonovelas para elaborar una crónica urbana y sentimental mediante un formato que causó furor allá por las décadas de los 60 y 70.

Consta de nueve ‘fotohistorietas’ protagonizadas por personajes tan relevantes como los ya citados Piluka Aranguren y Tonino Carotone y Juan Esterlich, Juan Luis Ambite, Javier de Juan, Lola González, Marlot Martín o Jorge Berlanga Jr., entre otros.

Durante la presentación de esta obra, Germán Pose reveló por qué una fotonovela en el siglo XXI y por qué dedicada a Tom Doniphon. En su exposición, el escritor dijo que «Tom Doniphon es el hombre que mató a Liberty Valance. Es un espíritu al que siempre intento aspirar, difícil, pero se intenta. A la hora de plantearme esta obra, tenía material de sobra para hacer cualquier cosa. No quería escribir una novela porque está casi todo escrito ya desde Shakespeare. Quería hacer algo diferente, nuevo en el mercado editorial. Y reuní todo el material que tengo en mi oficina de las barras de los bares y me decidí por retomar la fotonovela».

Reflejos de lo cotidiano

Sobre la atracción de este género ya olvidado señaló que su «fascinación por la fotonovela viene de mi infancia, cuando viví en Palma de Mallorca un par de años. Mi tío Antonio, que era un dandy absoluto, leía mucha fotonovela y me las explicaba. Me quedó esa sensación como diluida en la sangre, pero como sin acabar de ir por el sumidero. Y aquí estamos».

El escritor también recordó que su principal fuente inspiradora es la calle, sobre todo en las barras de los bares, y plasma sus ideas en minilibretas que siempre lleva consigo. Porque, en palabras del autor, «las historias de 'Mondo difficile' son un reflejo de lo cotidiano, pero con algunos matices. Emil Cioran decía que cuando juntas lo cotidiano con lo metafísico das paso al mundo de lo absurdo y de la ilusión. Cada chispazo de vida que encuentras es en la calle, digamos que hay que vivir, que no se puede ‘teleescribir’, tienes que estar en la calle, comiéndote las culebras, el veneno, la sangre de los que se matan y bebiéndote tus botellines, es así».