Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

La pantalla viajera

La campaña de apoyo al cine europeo con temática viajera es todo un acierto, porque la crisis pandémica impide circular libremente por países que, en cambio, sí se pueden visitar desde la butaca de una sala de cine, virtualmente si se quiere, pero de forma segura.

El hotel María Cristina, en ‘Rifkin’s Festival’.
El hotel María Cristina, en ‘Rifkin’s Festival’. (NAIZ)

El programa ITE Cinemas (Inter Rail Trough Europa Cinemas) se va a poder ver en Bilbo, Donostia e Iruñea a precios muy asequibles. Las proyecciones incluyen como novedades estrenos de las últimas realizaciones de Jacques Audiard, Joachim Trier y Mia Hansen-Love. Ésta última propone un viaje cinéfilo a la isla sueca de Farö, refugio del maestro Bergman.

Y, hablando de maestros, otro genio del cine que nos lleva por el viejo continente en sus últimas películas es Woody Allen, que acaba de estrenar en los Estados Unidos ‘Rifkin’s Festival’ (2020).

Las críticas, junto a comentarios positivos de la película, hablan de una ciudad preciosa llamada Donostia. La distribución limitada a 26 salas no propiciará ninguna invasión turística, al contrario de lo que profetizaban quienes se manifestaron en contra del rodaje. Se trata más bien de una cuestión de prestigio, de disfrutar de películas que trasladan con la imaginación a quienes las contemplan hasta lugares lejanos.

Qué voy a decir, si pertenezco a esa comunidad que conoce otras culturas por todo lo visto en una pantalla, con información que ni siquiera conoce el turista presencial.