La danesa Maersk y la suiza MSC anunciaron este martes la cancelación temporal de todo el transporte de contenedores marítimos a y desde Rusia, excepto alimentos y medicinas, debido a la guerra en Ucrania, como ya hicieron la singapurense Ocean Network Express y la alemana Hapag Lloyd.
Ricardo de Vera, profesor de logística en la española OBS Business School, señala que Maersk «realiza con Rusia y los países de la zona más del 20% de su negocio; por tanto, su influencia allí es grande». Además, posee cinco de las terminales que manejan los movimientos portuarios. «Tener bloqueados esos puertos va a afectar mucho a los rendimientos de la compañía» y, en general, la situación perjudicará tanto a las navieras grandes como a las pequeñas, añade.
De Vera advierte de que «a nivel mundial, van a ser muchos los sectores afectados» por la suspensión de los movimientos de carga, principalmente «el energético, el de la alimentación, el tecnológico y, sobre todo, la automoción».
«Esto significa que empresas como Danone, Basf, BP, Renault, Rolls-Royce, Mitsubishi o Toyota sufrirán mucho. Se trata de empresas multinacionales que están presentes en muchos países a los que, por tanto, también afectarán los bloqueos: Europa, Estados Unidos, Japón y otros que los proveen de materiales», explica.
Impacto en los mercados de valores y deuda
La venta prevista de sus negocios en Rusia de las petroleras BP, el mayor inversor extranjero en el país, y Shell tendrá un coste millonario para estas empresas, que pierden buena parte de sus reservas y sus inversores.
«Ha habido un éxodo masivo de compañías occidentales de Rusia en los últimos días, ya que el Kremlin parece cada vez más aislado y frágil. Está claro que, si bien Moscú sentirá la mayor parte del dolor, estas decisiones también afectarán a las empresas europeas, lo que se reflejará en sus próximos resultados trimestrales», avisa Victoria Scholar, jefa de inversiones de Interactive Investor.
Scholar estima que el impacto sobre BP, que perdería al menos un tercio de sus reservas de petróleo y gas, «será de alrededor de 25.000 millones de dólares, mientras que se calcula que Shell afrontará un deterioro de alrededor de 3.000 millones, lo que se reflejará en el valor de sus acciones», tras anunciar este lunes que planea salir de todos los proyectos conjuntos que tiene con el gigante ruso Gazprom.
«Esta es una situación que avanza rápidamente y los inversores deben tener en cuenta la posible volatilidad del precio de los títulos a corto y medio plazo», apunta Sophie Lund-Yates, analista de Hargreaves Lansdown.
Por otra parte, la agencia internacional de medición del riesgo crediticio Moody's ha advertido este martes de que considera que se ha producido un deterioro de «la fortaleza institucional en Rusia, lo que, en última instancia, afectará a su perfil crediticio».
El lunes, Rusia prohibió transferir divisas al extranjero o pagar cualquier préstamo en moneda extranjera acordado después del 1 de marzo –aunque se permitiría el pago de la deuda heredada–, en respuesta a las sanciones impuestas por los gobiernos occidentales, ha señalado la agencia.
El decreto del banco central ruso se produce tras la imposición por parte de la comunidad internacional de restricciones al acceso de algunos bancos rusos al sistema de mensajería de pago SWIFT, así como sanciones a los principales bancos del país.
«Estas medidas complicarán la transferencia de fondos, los pagos transfronterizos y el uso de moneda extranjera para defender el rublo», observa Moody's. En vista de este panorama, entiende que «aumenta la probabilidad de que haya un deterioro crediticio grave para los tenedores extranjeros de títulos de deuda rusos», lo que a su vez tendrá efectos adversos para la economía rusa.