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Antònia Vicens: «Aunque el catalán tiene prestigio, sigue perseguido y viviendo al acecho»

La escritora mallorquina Antònia Vicens, de 80 años y autora de una docena de novelas y seis libros de poesía, ha ganado este miércoles el 54 Premi d'Honor de les Lletres Catalanes. que concede Òmnium Cultural, por «la innovación en la búsqueda de una voz narrativa».

Antònia Vicens y el nuevo presidente de Òmnium, Xavier Antich.
Antònia Vicens y el nuevo presidente de Òmnium, Xavier Antich. (OMNIUM CULTURAL)

Coleccionista de palabras desde que era una niña, Antònia Vicens –la octava mujer que recibe el Premi d'Honor de les Lletres Catalanes– se ha mostrado muy emocionada y ha considerado  que no se trata de un reconocimiento «inocente», sino que tiene relación con «el compromiso de las palabras» que tanto quiere, que le han dado «libertad y rebeldía».

El nuevo presidente de Òmnium, Xavier Antich, en su primer acto público, ha destacado de Vicens el compromiso con «su país y su lengua», así como una trayectoria que incluye el premio Sant Jordi de novela en 1967 por ‘39º a l'ombra’ (‘39 grados a la sombra’, en castellano con Calambur editorial).

El tema de esta novela es la ‘dolce vita’  en un pueblo mallorquín, durante el estío turístico, vista por una muchacha joven, bajo cuya minuciosa observación pasan las gentes de su pueblo y los extraños tipos extranjeros que crean una sociedad híbrida y extraña. Este título comportó que recibiera amenazas del sector hotelero por lo que explicaba respecto a la «explotación de la gente, el paisaje y también de la lengua».

Lengua y mundo

Nacida el 27 de marzo de 1941 en el pueblo de Santanyí, la escritora ha rememorado que no aprendió el catalán en la escuela, a pesar de que era la lengua de la «calle y del trabajo», pero no tenía ningún prestigio y la aprendió en la Obra Cultural Balear.

Actualmente, cree que si bien esta lengua «ha abierto caminos y tiene el prestigio que le toca, siempre está perseguida o acorralada, siempre obligándonos a vivir al acecho. Saben que si nos hieren la lengua, nos sangra el alma», ha proclamado.

En su alocución, tampoco ha olvidado la guerra de Ucrania, la «falsa moral de los Estados», y ha hecho un llamamiento «a la paz y a la rebeldía», en un día, ha reconocido, que «las palabras me fallan».

Respecto al hecho de que sea la octava mujer en obtener este premio, que antes ganaron Mercè Rodoreda, Teresa Pàmies, Montserrat Abelló, Maria-Antònia Oliver, Isabel-Clara Simó, Marta Pessarrodona y Maria Barbal, ha afirmado que es un honor estar junto a estas mujeres que admira.

Autora de poesía a partir de 2009, ha comentado que nunca pensó en dedicarse a este género, pero el 3 de agosto de 2006 estaba tomando el sol y su primer poemario, ‘Lovely’, «me cayó encima», completándolo unos años más tarde con ‘Sota el paraigua el crit’ y después, tras una operación en la vista, nació ‘Fred als ulls’ y ‘Tots els cavalls’. La mayoría de su obra se puede encontrar en castellano, por cierto.

Abrazada a un naranjo

Mujer que ha conseguido conectar también con jóvenes generaciones de poetas, ha desvelado que puede pasar días sin hablar con gente conocida, viviendo como vive a las afueras de Palma, en un barrio en el que no hay ni panadería.

En este punto, ha confesado que cuando recibió la llamada del anterior presidente de Òmnium, Jordi Cuixart, comunicándole que sería el 54º Premio de Honor, estaba en su jardín desbrozando una hiedra de la pared y «me abracé al naranjo».

Por otra parte, no ha obviado que lleva una vida tranquila, de leer, escuchar un poco de música y de cerrar de vez en cuando los ojos, en una suerte de niebla. «Vivo en un tiempo que no es ni presente, ni pasado, ni futuro, lo que es un lujo», ha apuntado, en declaraciones a la agencia Efe.

Respecto a si está escribiendo alguna nueva obra, ha indicado que cuando sintió la necesidad de escribir ‘Lovely’ estaba con una novela corta, que «me había propuesto revisar», a la que incluso le había puesto el título de ‘Maniquins’, pero no sabe si lo mantendrá cuando acabe el proceso de revisión.

Antònia Vicens debutó en la literatura con las narraciones de ‘Banc de fusta’ y fue en 1967 cuando su nombre empezó a sonar en el ámbito literario al ganar el Premio Sant Jordi. Más tarde, publicó las novelas ‘Material de fulletó’, ‘La festa de tots els morts’, ‘La santa’, ‘Quilòmetres de tul per a un petit cadàver’, ‘Gelat de maduixa’, ‘Terra seca’, ‘Febre alta’, ‘Lluny del tren’, ‘Ungles perfectes’ y ‘Ànima de gos’.

Sus últimos títulos de poesía son la antología ‘Si no dius fort el meu nom em condemnes per sempre’ y, el año pasado, ‘Pare què fem amb la mare morta’.

En euskara, la única referencia a su obra es ‘Nire bizitzako itsasargia’, traducido por Jesus Lasa (Hegats-32, 2003).

En su trayectoria también ha recibido premios y distinciones como el Llorenç Villalonga, el Ciutat de València, la Creu de Sant Jordi, el Premio Nacional de Cultura de la Generalitat, la Medalla de Oro del Ayuntamiento de Palma y de Santanyí, así como el Premio Nacional de Poesía de las Letras Españolas y en 2019 el Jaume Fuster.

El Premio de Honor, que fue instituido en 1969 por Òmnium y dotado actualmente con 20.000 euros, se otorga cada año a una persona que, por su obra literaria o científica en lengua catalana, haya contribuido «de manera notable y continuada a la vida cultural» de los territorios de lengua catalana.

La entrega del galardón, obra de Ernest Altés, se llevará a cabo durante la primera quincena de junio en la ciudad que escoja la escritora, que ha señalado que no le importaría fuera Barcelona, que ve como una «capital cultural».