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El sindicato de vivienda AZET logra un alquiler social para Jalila

El sindicato de vivienda del Casco Viejo bilbaino AZET ha anunciado que ha logrado un alquiler social para Jalila, una joven trans de 24 años de origen magrebí, llegada a Euskal Herria con estatus de refugiada política. En diciembre estuvo a punto de ser desahuciada.

Manifestación anterior de AZET en defensa del espacio Arrakala.
Manifestación anterior de AZET en defensa del espacio Arrakala. (Monika DEL VALLE | FOKU)

El sindicato de vivienda del Casco Viejo bilbaino AZET ha anunciado este jueves que ha logrado que concedan un alquiler social para Jalila, que estaba bajo amenaza de ser desahuciada.

Jalila es una joven de 24 años, mujer trans y de origen magrebí, llegada a Euskal Herria con estatus de refugiada política. Reside desde hace años en la calle Cortes y tiene sus redes afectivas y materiales en el barrio de San Francisco.

Tal y como ha explicado AZET, en diciembre de 2021 el Banco Sabadell iba a desahuciar a Jalila, pero mediante las negociaciones y la presión popular se consiguió suspender el desalojo. Ahora, tres meses después, el sindicato de vivienda ha logrado que le concedan un alquiler social.

Pese a ello, AZET ha denunciado la «dejadez e indiferencia» de las instituciones. «Pese a la situación de extrema vulnerabilidad en la que se encontraba nuestra compañera, lo único que se ofreció fue la posibilidad, en caso de desahucio, de vivir en un albergue o piso tutelado. Por lo que nos parece imprescindible señalar a las instituciones como parte del problema, agentes gestores de la miseria que en el mejor de los casos conceden parches temporales que no hacen que agravar las necesidades de las vecinas de clase trabajadora», añade.

Asimismo, destaca que el caso de Jalila demuestra que, «en un barrio como San Francisco, pasto de fondos buitres y especuladores, la organización de clase y la autodefensa son la única herramienta eficaz y al mismo tiempo nuestras única garantía para sobrevivir».

«La victoria de Jalila no es solo una victoria individual, sino que es una victoria de toda nuestra clase y una advertencia a nuestros enemigos: nos estamos organizando. ¡El barrio es nuestro y lo defenderemos con uñas y dientes», concluye el sindicato.