Durante su estancia en el Estado español para rodar ‘Todos lo saben’ (2018), el cineasta iraní Asghar Farhadi aprovechó para impartir un curso en Lekaroz, dejando constancia de su maestría y conocimiento del medio.

El reconocimiento internacional a partir de los premios obtenidos en la Berlinale con ‘A propósito de Ely’ (2009) y ‘Nader y Simin, una separación’ (2011), junto con su éxito en Cannes gracias a ‘El pasado’ (2013) y ‘El viajante’ (2016), le conceden un aureola de autor de prestigio, confirmada con su vuelta a Cannes con ‘Un héroe’ (2021), para llevarse esta vez el Gran Premio del Jurado.

Este título es muy importante en su filmografía, porque demuestra que Farhadi se siente más inspirado cuando rueda en casa, a pesar de los problemas de censura que siempre le plantea la administración iraní y que, por el contrario, lo que hacen es avivar su imaginación, mucho más que cuando goza de total libertad trabajando en el extranjero.

Se puede decir que ‘Un héroe’ (2021) es puro cine iraní, pero puesto al día. Hereda la tradición del maestro Kiarostami, la cual conecta con el neorrealismo italiano, para contar una historia costumbrista con su lectura moral o didáctica. Es así debido a que la película refleja el efecto de la llegada e implantación de las redes sociales en una sociedad tradicional y musulmana, lo que lleva a Farhadi a analizar la utilización de las corrientes populistas por parte del poder establecido.

Internet es la nueva herramienta en manos de un gobierno teocrático, generando aún si cabe situaciones más absurdas y kafkianas. La anécdota del hombre endeudado que recurre a las RRSS para ganar apoyos frente a su implacable acreedor, se inscribe en una cotidianidad condicionada por leyes que permiten la liberación del encausado, siempre y cuando la víctima le perdone y retire la denuncia.