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Bogotá

Elecciones en Colombia: relativa tranquilidad y alta afluencia a mitad de jornada

Colombia ha llegado a la mitad de la jornada electoral con largas colas en los centros de votación, lo que hace esperar una alta participación en los comicios legislativos –que incluyen 16 «curules de paz», escaños reservados para víctimas del conflicto–, así como en las consultas presidenciales.

Un oficial de Policía cachea a un ciudadano en un colegio electoral de Toribio, en el departamento de Cauca.
Un oficial de Policía cachea a un ciudadano en un colegio electoral de Toribio, en el departamento de Cauca. (Luis ROBAYO | AFP)

El registrador nacional, Alexander Vega, ha indicado que la «masiva» afluencia de votantes en las primeras horas de la jornada augura buena participación este domingo electoral en Colombia, en el que se renovarán ambas cámaras del Congreso y se elegirán a los candidatos presidenciales de tres coaliciones.

«Como registrador, deseo primero informar total normalidad en nuestras 112.000 mesas en todo el país y en el exterior. Me informan los registradores municipales y delegados departamentales que la gente está votando masivamente», ha destacado Vega en una rueda de prensa junto con los ministros de Defensa, Diego Molano, y de Interior, Daniel Palacios.

El presidente del país, Iván Duque, votó a las ocho en punto de la mañana, cuando se abrieron las urnas, y también madrugaron a votar los precandidatos de las tres coaliciones de centro, izquierda y derecha que hoy escogerán a sus aspirantes presidenciales para los comicios del 29 de mayo.

Oportunidad para las víctimas del conflicto

«Hoy, por primera vez, las víctimas van a estar presentes a través del voto popular, un hito histórico que nos tiene que enorgullecer a todos porque era impensable que solamente se le hubiera dado cabida a los victimarios», ha manifestado el mandatario en referencia a las ‘curules de paz’ en la Cámara de Representantes.

Los candidatos para esos escaños, que deben haber sido acreditados como víctimas del conflicto armado, solo pueden ser votados en las zonas rurales de los 167 municipios más afectados por la guerra.

Sin embargo, en varios lugares del país, candidatos a las ‘curules de paz’ denunciaron problemas de seguridad y financieros que condicionaron su campaña, así como la usurpación por parte de políticos tradicionales para adueñarse de esos escaños.

Dos militares muertos en sendos atentados

El ministro de Interior ha indicado que se han recibido 662 quejas por problemas en los centros de votación, de los cuales 614 son el territorio nacional y el resto en consulados en exterior. No obstante, Palacios destacó que la jornada «avanza con tranquilidad en todo el territorio nacional».

Transcurridas cuatro de las ocho horas de votación, la Procuraduría recibió 40 quejas y denuncias por presuntas irregularidades relacionadas con supuesta participación en política de servidores públicos, constreñimiento, presión o amenaza a electores y falta de capacitación a los jurados de votación en los procedimientos, entre otras.

Las excepciones a esa relativa tranquilidad han sido dos atentados registrados en zona rurales de los departamentos del Meta (centro) y Caquetá (sur), que han dejado dos militares muertos y dos más heridos.

Uno de los ataques fue perpetrado en el caserío La Cristalina, en el municipio de La Macarena, donde fue activado un explosivo que mató a un soldado profesional y otro quedó herido.

La otra acción tuvo lugar en el caserío La Novia Celestial, del municipio de San Vicente del Caguán, donde murió un suboficial y un soldado resultó herido luego de que fuera activado un explosivo.

A pesar de estas noticias, Molano ha incidido en que «el resto de actuaciones de la fuerza pública sigue desarrollándose en total normalidad».

Para estas elecciones, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) declaró un alto el fuego unilateral que comenzó el pasado jueves y estará vigente hasta la medianoche del lunes.

Votar en la Colombia más golpeada por el conflicto

En el puesto de votación de San Antonio, una zona selvática del noroeste de Colombia, una veintena de vecinos espera, conversando alegremente, su turno para votar ante dos soldados fuertemente armados, como recoge en su crónica Irene Escudero para la agencia Efe.

Esta localidad del departamento del Chocó es una de las que, por primera vez en la historia, eligen a las víctimas que serán su voz en el Congreso.

Es un puesto pequeño, a orillas del río San Juan, donde mucha gente ha acudido a primera hora a votar y donde la Registraduría ha tenido que habilitar una mesa extra, ya que se ha inscrito más gente de lo habitual, aunque en total hay menos de 400 electores.

Al contrario de lo que sucede con la mayoría de caseríos donde se puede votar por las ‘curules de paz’, San Antonio está solo a unos kilómetros de Istmina, en vía pavimentada y de fácil acceso. En la mayoría de los 114 puestos de votación que hay en el selvático departamento del Chocó el acceso es solo por río o mar.

Blasney Mosquera, uno de los candidatos del Chocó para las ‘curules de paz’, destaca la relevancia de esta votación: «Necesitamos que las leyes vayan a fortalecer a las víctimas del territorio porque somos los más desprotegidos por toda la andanada que se está presentando».

Chocó nunca conoció la paz

Mosquera cree que se merecen llegar al Congreso porque han ido ahí donde los candidatos normales no llegan, donde reinan los grupos armados y pocos se atreven a entrar. «La única preocupación nuestra es que el orden público no lo permita y el río de recursos que anda corriendo en los territorios en razón de algunas campañas electorales nos dañe el sentir y el querer de la población víctima», explica a Efe haciendo referencia a la compra de votos.

Acabar con esta práctica extendida en todo el país, que se aprovecha de la pobreza de habitantes como los del Chocó y activa algunas de las maquinarias más oscuras del poder en Colombia, es uno de los retos que tiene por delante el Congreso que salga elegido este domingo, que también deberá poner el ojo en zonas convulsas.

«Estamos viviendo una situación bastante difícil y algunos de los candidatos y candidatas han sido amenazados, incluso una de las candidatas mujeres, Piedad Lagarejo, ha sido víctima de varios atentados», resume a Efe la coordinadora de la Ruta Pacífica de las Mujeres en el Chocó, Claudia Patricia Palacios, una líder social.

Un departamento surcado por una densa selva, en la que no hay vías que comuniquen el interior con el mar, con salidas al Pacífico sin explotar que son cultivo del narcotráfico y el contrabando, grandes explotaciones mineras y una población casi completamente afro, «el Chocó es mirado con oportunismo y no es atendido con una mirada continua a sus necesidades», denuncia el obispo de Istmina, Mario de Jesús Álvarez.

«En el Chocó, Colombia es más territorio que Estado», asegura el prelado a Efe,  insistiendo en que «hay un rezago histórico» y que el acuerdo de paz firmado en 2016 con las FARC nunca se dejó sentir ahí, donde en muchas zonas los paramilitares del Clan del Golfo o Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) y la guerrilla del ELN imponen su ley.

A la espera de resultados y de ver si los temores de algunos de que los mismos de siempre se queden con sus escaños de víctimas en la Cámara se cumplen, la vitalidad y la alegría volvió este domingo a las calles del Chocó, con una población que salió a votar en muchedumbre, jovial y expectante.