Periodista, especializado en información cultural / Kazetaria, kulturan espezializatua
Entrevista
Audrey Diwan
Cineasta

«La Industria está perdiendo el miedo a que las mujeres hagamos cine»

Nacida en París en 1980, Audrey Diwan ha mostrado un compromiso firme con los derechos de la mujer. Su segundo filme como directora, ‘El acontecimiento’, inspirado en la novela de Annie Ernaux, ganó el León de Oro en el pasado festival de Venecia y ahora llega a las pantallas.

La directora parisina Audrey Diwan.
La directora parisina Audrey Diwan. (J.DANAE | FOKU)

El pasado año cuatro directoras se hicieron con los principales premios de los cuatro festivales de cine más importantes celebrados en Europa. En Venecia el triunfo fue para ‘El acontecimiento’, un filme que nos transporta a los años 60 para narrarnos la historia de Anne, una joven que decide tomar el control sobre su propio cuerpo de manera clandestina, cuando dicha libertad constituía un delito en territorio francés.

​La mayoría de escritores suelen mostrar ciertos recelos respecto a las adaptaciones cinematográficas que se hacen de sus novelas. No sé si el hecho de que usted también sea escritora facilitó crear ese vínculo con Annie Ernaux a la hora de materializar este proyecto.

‘El acontecimiento’ es una novela que para mí tenía una resonancia muy íntima por distintas cosas que me han pasado en la vida y luego me interesaba también ese deseo de emancipación que palpita en la protagonista, ese anhelo por ser libre, por ser dueña de su destino que la lleva a ejercer el transfuguismo social, por así decirlo, rebelándose contra aquello a lo que parece predestinada por pertenecer a la clase trabajadora.
 
Lo cierto es que se trata de una historia muy personal, como casi todas las novelas de Ernaux que están inspiradas en episodios de su propia vida. ¿No le dio miedo entrar de lleno en esa intimidad o, en cierto modo, asumió esa intimidad como propia?

Cuando me asusté era demasiado tarde. De entrada no valoré el riesgo que supone adaptar la novela de una autora a la que quiero tanto y cuya obra ha significado tanto para mí. Yo quería adaptar la parte más íntima de la novela, aquella que se basa en el diario de la protagonista. Es una historia que transcurre en los años 60 pero yo quería traerla al momento actual. Con eso no me refiero a que tuviera intención de adaptarla a nuestro presente, sino que sentí que muchas de las cosas que cuenta Annie Ernaux en esa parte de la novela nos siguen interpelando.
 
Parece mentira que en los años 60 que están, como quien dice, a la vuelta de la esquina, el poder de decisión de las mujeres en lo que se refiere al modo de vivir su sexualidad o a las decisiones sobre su propio cuerpo, estuviera tan restringido.

De hecho, es algo que sigue estando bastante restringido y no solo en países alejados culturalmente de nosotros, sino en otros de nuestro entorno. Hay una cosa que me gustaba mucho del libro de Annie Ernaux y que quise reproducir en la película y es el hecho de que cuando empieza el relato, la protagonista ya ha tomado la decisión de abortar. Ella no duda y tampoco es algo que la genere un conflicto moral porque no le importa la mirada que recibe de los demás.
 
Una de las cosas más interesantes de la película es la sutileza para mostrar todas las cargas que tienen que asumir las mujeres. Incluso aquello que podría ser asumido como herramienta de liberación, como el acceso a una educación superior, se convierte en una carga para la protagonista. ¿Lo que para los hombres es una oportunidad para las mujeres se convierte en una responsabilidad adicional?

Sí, totalmente. Además para Anne, la protagonista, su condición de estudiante universitaria es una carga en la medida en que ella representa a esa generación de mujeres que, por primera vez en la historia, accedió masivamente a una educación superior. Por lo tanto, se ve impelida por la responsabilidad de no decepcionar ni a la sociedad ni a los suyos. Esa es una de las razones por las que no puede hablar de su embarazo ni de su decisión de abortar con sus padres, ella siente que eso equivaldría a quebrar las expectativas que han puesto en ella. Haber sucumbido al deseo y haberse quedado encinta representa traicionar la confianza que han puesto los demás en ella, por lo tanto está condenada a gestionar su situación ella sola.
 
Justamente otra cuestión interesante en la película es el modo en que la protagonista tiene que hacer frente al acontecimiento en soledad, sin apoyos. ¿Cree que es algo que define la cultura del patriarcado, esa voluntad por intentar anular, primero, y abandonar, después, a las mujeres que optan por tomar la iniciativa?

Está claro que es algo que define a la sociedad del patriarcado porque es la lógica inherente a este sistema la que inspira y desarrolla las leyes que limitan la capacidad de acción de las mujeres. Esa soledad a la que está abocada Anne me pareció un elemento muy interesante que ya estaba bastante bien definido en la novela y junto a ese elemento hay otro que también me sirvió para contar esta historia: el miedo. Ese entramado legal que despliega la cultura patriarcal paraliza no solo a las mujeres, también a los hombres, de ahí que aquellos que están en disposición de ayudar a Anne no lo hagan, el miedo les paraliza. Me parecía muy pertinente incidir sobre esta idea porque no quería hacer una película de buenos y malos, sino de gente asustada. Quizá por eso mi película tiene algo de thriller, aunque ese suspense ya estaba en la novela. En todo caso a mí me gusta decir que ‘El acontecimiento’ es un thriller intimista con una dimensión política clara pero que también refleja sensaciones físicas y emociones.
 
Al margen de eso, la película también es muy radical en la manera en que representa la sexualidad femenina. ¿Cree que el cine debería incidir más en esta representación, en mostrar el deseo de las mujeres desvinculándolo de un ideal romántico, como ha venido siendo costumbre hasta ahora?

Se trata de una dimensión que he querido conferir a la película y que me parece muy interesante explorar. Últimamente he leído muchos libros y artículos sobre la sexualidad femenina pero me parece que es una realidad que en el cine está muy poco representada. Nosotras quisimos que fuera un tema que estuviera ahí presente, pero lo fuimos introduciendo en la historia de manera paulatina hasta terminar por representar la plenitud sexual de la protagonista. Creo que era importante incidir sobre este tema atendiendo, además, a que la película está ambientada en una época, los años 60, donde el movimiento de liberación de la mujer comienza a dar sus primeros pasos, pero en esos primeros pasos no se hablaba de la sexualidad femenina, era un tema tabú, fuera de cualquier planteamiento o reivindicación, como tal parecía no existir.
 
Tomando como referencia esa reflexión que plantea la película sobre esa mayor exigencia que se cierne sobre las mujeres a la hora de tener que demostrar sus capacidades frente a los hombres, ¿cree que se trata de un fenómeno que se da también en la Industria del cine?

Por una parte sí. Si tengo que apelar a mi experiencia personal te puedo asegurar que cuando abordé esta película era perfectamente consciente de que tenía sobre mi cabeza una espada de Damocles. ‘El acontecimiento’ es mi segundo largometraje y realmente cuando empecé a trabajar en él no sabía si tendría la posibilidad de hacer un tercero, así que decidí jugármela, ir hasta el final. En este sentido fui muy clara con mis productores. Les dije ‘mirad, si confiáis realmente en mí necesito que me deis toda la libertad del mundo para hacer esta película’. Porque yo sabía que si este filme no gustaba o no tenía éxito es muy probable que mi carrera acabase ahí. Ahora mismo no te podría dar una cifra pero es alucinante el porcentaje de mujeres directoras cuya carrera no va más allá de una segunda o una tercera película. El número de realizadoras que consiguen rodar una cuarta película baja considerablemente. Así pues creo que las exigencias que se ciernen sobre nosotras siguen siendo mucho más elevadas.
 
‘El acontecimiento’ logró el León de Oro en Venecia en un año donde, en los cuatro grandes festivales europeos, las mujeres dominaron el palmarés. ¿Cómo valora este hecho?

Creo que la Industria está perdiendo el miedo a que las mujeres hagamos cine. Esta es una realidad que se manifiesta muy poco a poco, ya que aún hoy solo una cuarta parte de las directoras europeas somos mujeres. Pero más allá de cuotas, lo verdaderamente interesante es que parece que la Industria cada vez acepta más que las mujeres asumamos proyectos de riesgo, proyectos al margen de las producciones convencionales y eso es muy positivo. El hecho de que el año pasado cuatro mujeres directoras ganásemos los cuatro principales festivales europeos es un reflejo de eso y ojalá este éxito anime a otras mujeres a involucrarse en películas de riesgo y a los productores, a apoyarlas.