El fin de semana ha estado marcado por mítines, con éxito de asistencia en el caso de Jean-Luc Mélenchon, Jannick Jadot y de Éric Zemmmour, y de un revés importante para Marine Le Pen en Guadalupe, donde militantes nacionalistas boicotearon a la candidata de Rassemblement National (RN) de ejercer de aspirante «normal» en la liza al Elíseo.
Ello en víspera del arranque oficial de la campaña electoral que desde hoy, 28 de marzo, impone severas normas, en particular a los medios de comunicación, obligados a afinar en el reparto de tiempos.
La crisis en Ucrania ha otorgado a Emmanuel Macron la excusa perfecta para respaldar su decisión de no debatir con los otros once candidatos que pretenden el trono del Elíseo.
Así las cosas, durante las semanas previas al arranque oficial de la campaña las cadenas de televisión y radio han debido actualizar sus formatos, proponiendo ya los habituales cara a cara entre candidatos, ya emisiones temáticas en las que distintos candidatos exponen sus propuestas u organizado emisiones en las que el aspirante en cuestión responde a la bateria de cuestiones de una selección de ciudadanos.
Ese último formato tiene su réplica en los escasos actos organizados por el presidente de turno de la UE y candidato, Emmanuel Macron, en los que el mitin habitual ha dado paso a esa simulación de encuentro con «los problemas de la gente de a pie».
Aunque todo perfectamente encuadrado, empezando por la asistencia por invitación y siguiendo con el filtrado de preguntas.
Aumento de votantes
Cerrado el periodo de inscripción en el censo electoral, en el caso de Ipar Euskal Herria, ciudades como Angelu o Baiona, reflejan un aumento de los inscritos, en traducción de la evolución demográfica al alza en la costa labortana. A escala hexagonal el censo ha quedado fijado en 48,7 millones de electores inscritos, según los datos facilitados por el Insee.
Pero una cosa es inscribirse y otra acudir a votar.
Las encuestas dicen que cuatro de cada diez inscritos en el censo electoral no saben todavía si acudirán a depositar la papeleta el 10 de abril.
La crisis sanitaria hizo que la precampaña arrancara con cierto lastre y, ya completado el trámite de la recogida de avales previo a la proclamación de candidatos, la primera semana de marzo, todo apuntaba a que, finalmente, el debate se impondría finalmente en la agenda. Sin embargo, un nuevo factor imprevisto devolvió a al segundo plano a la contienda electoral.
La invasión rusa de Ucrania sacaba así a Emmanuel Macron de la competición. De hecho, el presidente galo optó por no anunciar hasta fin de plazo su candidatura y lo hizo sin excesivo alarde, mediante una «carta a los franceses» en la que exponía sus ambiciones.
Y las primeras promesas, que pasan por abordar la reforma de las pensiones -para alargar la edad legal a los 65 años-, por una rebaja fiscal, focalizada en el impuesto de sucesiones, y un relanzamiento del programa nuclear, quedaban expuestas.
En medio de denuncias, fundamentalmente de sectores de izquierda, por «el robo del debate democrático», el predominio mediático, en razón de sus obligaciones en una situación del todo excepcional, le permitía a Macron volar hasta un estratosférico 28% en los sondeos.
Una razón de más para no bajar demasiado a la arena.
De hecho, tras suspender el acto que preparaba en Marsella, en razón de esa crisis bélica, el gran acto del presidente-candidato será el 2 de abril en el parisino Defensa Arena, con capacidad cercana a las 50.000 personas.
Aunque para marcar que, pese a todo, participará de esta campaña, hoy acudirá en el arranque oficial a Dijon, para mantener un encuentro con estudiantes.
Se espera que, como han hecho otros de sus espadas durante las últimas horas, Macron insista en que «no hay nada decidicido» para tratar de movilizar el voto, por temor a que la sensación de que «todo está bastante decidido» termine por jugar una mala pasada.
De momento, la última encuesta publicada por el instituto Ipsos para "Le Monde" le confirmaba a Macron esa cómoda diferencia de un 28% de intención de voto frente a los otros dos candidatos con mejor porcentaje, a saber, Marine Le Pen (17,5%) y Jean-Luc Mélenchon (14%).
El candidato de la France Insoumise parece estar acertando a la hora de plantear «un voto eficaz» a los atribulados electores de izquierda, mientras que la aspirante de RN, que asegura que si pierde no volverá a presentarse, lleva camino de imponerse en el duelo interno del espacio de extrema derecha que le disputa un Éric Zemmour aparentemente en horas bajas.
Los carteles, spots en medios, entrevistas cronometradas y la incursión más decidida en redes sociales marcarán, a espensas de acontecimientos mayores, estas dos semanas que distan hasta la primera vuelta, cuando solo dos candidatos recibirán los avales para disputar el duelo final del 24 de abril, ese en el que se decidirá quién ejercerá la Presidencia francesa en los próximos cinco años.