Las guerras y emergencias humanitarias, como la de Ucrania, son caldo de cultivo para un aumento de embarazos no intencionales debido a que se interrumpe el acceso a la anticoncepción y crece la violencia sexual, según el informe del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA).
El informe de este organismo de Naciones Unidas, titulado ‘Visibilizar lo invisible’ y presentado este miércoles, afirma que durante las crisis y conflictos armados aumentan de manera «dramática» los embarazos no intencionales y ahonda en estudios que aseguran que más del 20% de las mujeres y niñas refugiadas padecerá violencia sexual.
El documento también constata que casi la mitad de los embarazos en el mundo, 121 millones al año o un promedio diario de 331.000, son no intencionales y más del 60% de ellos termina en aborto.
Según este documento sobre el «estado de la población mundial 2022», centrado este año en este tipo de embarazos que tilda de «crisis mundial» y «emergencia de salud pública», de ese 60% que termina en aborto, el 45% son interrupciones en condiciones de riesgo que en el 13% de los casos acaba con el fallecimiento de la mujer.
La UNFPA insiste en que ‘embarazo no intencional’ no es sinónimo de ‘no deseado’. Y explica que un embarazo no intencional no siempre es no deseado; unos terminarán en aborto y otros seguirán adelante y muchos serán recibidos con ambivalencia.
Empoderamiento de niñas y mujeres
En el acto ha participado la secretaria de Estado de Cooperación Internacional para el Desarrollo, Pilar Cancela, quien ha desgranado entre las condiciones que favorecen los embarazos no intencionales «la pobreza, los niveles más bajos de resultados académicos y la exposición a la violencia y a la coacción».
Según Cancela, «uno de cada dos embarazos se gesta en el cuerpo de una mujer o una niña que no ha elegido la maternidad con plena convicción». Y ha asegurado que estos embarazos se ven agudizados durante las crisis: pandémicas, conflictos armados, desastres naturales y otras crisis humanitarias «donde el acceso a los derechos a la salud sexual y reproductiva supone un gran reto».
A su vez, el presidente de Sedra-Federación de Planificación Familiar, Guillermo González, ha subrayado que el informe «no va de maternidad ni aborto, trata de las circunstancias que existen antes de un embarazo no intencionado y sus repercusiones» y la necesidad de invertir en el empoderamiento de mujeres y niñas
Se trata de una «llamada de atención» ante la «abrumadora cantidad de embarazos no intencionales» que representan el «fracaso mundial» en la defensa de los derechos fundamentales de las mujeres y las niñas, ha dicho la directora ejecutiva de UNFPA, Natalia Kanem.
Según Kanem, para las mujeres afectadas, la decisión reproductiva más trascendental de su vida, es decir, quedarse o no embarazadas, «no es una opción en absoluto».
Diversos factores
El informe recuerda que al inicio de la pandemia del covid-19, los servicios de distribución de anticonceptivos fueron los que sufrieron una mayor interrupción de entre los servicios de atención a la salud.
Durante los primeros 12 meses de la crisis sanitaria, la interrupción de suministros y servicios duró como promedio 3,6 meses, lo cual causó 1,4 millones de embarazos no intencionales.
La UNFAP apunta a los factores que contribuyen a estos embarazos. Aquí cita la falta de información y servicios de salud sexual y reproductiva, opciones anticonceptivas inadecuadas y estigmas alrededor del control de las mujeres de su fecundidad y su cuerpo.
Otros factores que afectan son la violencia sexual y la coerción reproductiva, actitudes prejuiciosas en los centros de salud, pobreza y desigualdad de género.