Los 14 colectivos citados al acto de conciliación en la Audiencia de Nafarroa por la demanda de la empresa Valle de Odieta se han reafirmado este miércoles en las irregularidades de la macrogranja de Caparroso que denunciaron en el Parlamento navarro.
El origen del acto de conciliación era la demanda presentada por Valle de Odieta contra los citados colectivos al considerar «injuriosas y calumniosas» las informaciones presentadas por los colectivos en el Legislativo navarro el pasado mes de setiembre.
Los colectivos han recordado que la información presentada entonces «estaba constituida en gran parte por documentos oficiales o informes elaborados a partir de datos oficiales».
Por ese motivo, ninguno de ellos ha dado un paso atrás y han decidido no avenirse al acto de conciliación, ya que consideran que «no procede retractarse de informaciones verídicas y sacadas de fuentes oficiales».
Los colectivos que se enfrentan a este proceso han estado arropados por un grupo de personas que se ha dado cita ante las puertas del Palacio de Justicia de Iruñea, donde se ha celebrado el acto de conciliación, para darles su apoyo y expresar también su rechazo a las macrogranjas.
Las personas que han acudido han portado pancartas con los mensajes ‘Stop ganadería industrial’ y ‘No nos callarán’. El primero hacía referencia a «la repulsa por parte de estos colectivos al modelo de ganadería industrial generalizado en Navarra». El segundo mostraba su «respuesta ante la estrategia de Valle de Odieta de acallar la presión social a través de esta demanda», según han señalado los colectivos a través de un comunicado.
Al no haber llegado a un acuerdo, ahora la empresa propietaria de la macrogranja de Caparroso dispone de un año para poder hacer efectiva la denuncia por «injurias y calumnias».
Los colectivos consideran que «este tipo de procesos se conocen como demandas mordaza y su objetivo es acabar con la protesta pública. Los efectos de estas demandas pueden ser múltiples, puede que los colectivos abandonen la lucha solo por el miedo a las consecuencias de estos procesos, o que el propio proceso conlleve tanto tiempo, dinero y preocupaciones a los encausados que se aparten de la protesta pública por saturación».
«No vamos a sucumbir a la presión»
Sin embargo, según ha señalado Pablo Llorente, portavoz de la plataforma en contra de la ganadería industrial de Nafarroa y miembro de la Fundación Sustrai Erakuntza, «los colectivos que hoy hemos tenido que asistir al acto de conciliación queremos decir claramente que no vamos a sucumbir a esta presión, que sabemos que no somos solo 15 personas de 14 colectivos. Ya hemos recibido el apoyo de 1.600 personas y otros 168 colectivos».
Por lo tanto, ha continuado Lorente, «por mucha presión que Valle de Odieta nos haga, la lucha contra los impactos de la ganadería industrial en Navarra está asegurada».
Desde la plataforma han recordado que esta organización surgió hace un año «para dar respuesta a la preocupación que compartían diversos sectores de la sociedad navarra, así como la soriana en relación al faraónico proyecto de macrogranja –23.520 vacas– que la misma empresa tiene para Noviercas».
Un modelo ganadero de explotación industrial que, denuncian, «acarrea consecuencias muy concretas para el entorno en el que se ubica. Más allá del debate sobre el sufrimiento animal, existen toda una serie de consecuencias ambientales y sociales nocivas, como la gestión de la enorme cantidad de residuos generados y la inevitable contaminación de tierras y acuíferos cercanos por nitratos y otros elementos, así como su enorme contribución a la crisis climática».
Asimismo, critican que este modelo «ahonda en la dependencia agraria de los combustibles fósiles, de los fertilizantes y de los antibióticos y sostiene dinámicas de deforestación para el cultivo de soja y otros monocultivos que alimentan al ganado, tanto en nuestro entorno como en otras partes del mundo».
Y que «lejos de generar empleo, precariza las vidas de las personas que viven en el medio rural de las macroexplotaciones, monopoliza recursos, provoca la desaparición de las pequeñas explotaciones en una sangría sin fin y a medio plazo no genera riqueza alguna sino pérdidas».
En cambio, la plataforma en contra de las macrogranjas de Nafarroa apuesta por «modelos de soberanía alimentaria, en un modelo de ganadería de pequeñas y medianas explotaciones profesionales vinculadas a la tierra y al territorio, con personas dedicadas a la actividad, que respetan y cuidan los ciclos, los recursos y los bienes naturales, que promueven la biodiversidad, que abastecen de alimentos de calidad a la población a un precio justo y que garanticen un futuro de desarrollo sostenible para nuestros pueblos».
En este sentido, la también portavoz de la plataforma y miembro de Greenpeace Lorea Flores ha indicado que «estamos a las puertas de una emergencia climática, en plena crisis internacional y económica por la cada vez mayor escasez de combustibles fósiles. No es un secreto que vienen años de sequías. Por eso, creemos que hipotecar nuestro entorno para el beneficio económico de unos pocos es una irresponsabilidad lamentable, por lo que seguiremos socializando información, tejiendo redes y promoviendo modelos que traigan esperanza e inercias sostenibles».