El operativo de limpieza del río Urumea puesto en marcha por el Ayuntamiento de Donostia ha retirado más de 7 toneladas de residuos de todo tipo depositados en su cauce, tras ocho jornadas de trabajo. Los residuos han sido retirados en la orilla oeste, entre el puente de Mundaiz y el de María Cristina.

La concejala de Ecología, Marisol Garmendia, ha señalado que «los números hablan por sí solos». Ha detallado que se han retirado 7.280 kilos de todo tipo de residuos, «desde microondas, tablas de planchar, bicicletas, una silla de ruedas, somieres de cama, tazas de váter, sombrillas y hasta una caja registradora, entre otros».

«Es increíble que haya personas que utilicen el río como vertedero, sin conciencia mediambiental alguna, en lugar de llevar sus residuos al vertedero correspondiente», ha lamentado.

En el operativo especial se han dispuesto dos equipos de operarios, uno a cada lado de los puentes citados, con tres trabajadores en el agua. En la acera, otros dos operarios se ocupaban de las poleas para subir los residuos.

El operativo se completaba con un trabajador que cargaba los residuos en un vehículo para su traslado a San Marcos, donde se procedía a su correcta clasificación y depósito en vertedero. Los trabajos se han realizado durante la bajamar para poder buscar y retirar mejor los residuos y para garantizar la seguridad de los trabajadores.

Oriako Itxia

Fue Eguzki quien dio la voz de alarma a principios de año, al denunciar la acumulación de residuos en el Urumea. Precisamente, este colectivo ecologista ha vuelto a poner sobre la mesa la existencia de depósitos ilegales en el paraje conocido como Oriako Itxia, en el límite con Lasarte pero en terreno municipal de Donostia. Ya alertó de esta situación en agosto de 2020, y desde entonces ha empeorado con la existencia de un «segundo frente».

Eguzki ha apuntado que «en diciembre de 2020, a preguntas de la oposición municipal, la concejala responsable respondió en la comisión correspondiente que los residuos se encuentran en terrenos particulares y, por tanto, es a los propietarios a quienes corresponde eliminarlos. Aseguró que el Ayuntamiento les enviaría un requerimiento y, en caso de que en un plazo determinado no limpiasen la zona, sería la propia municipalidad quien lo haría subsidiariamente».

El colectivo ecologista entiende que se trataba de «un planteamiento correcto», pero que «pasa el tiempo y, puesto que no se han tomado medidas, el problema va a más. Ya no son una serie de depósitos más o menos grandes, más o menos abundantes, sino que esto va camino de convertirse en un auténtico vertedero».