«Ayer a la noche en la celebración no me dolían las piernas pero hoy cuando me he levantado...», la confesión, sincera, de Julen Martija corrobora esa sensación de que las agujetas y la resaca deben ser mucho más llevaderas cuando uno se acuesta con una txapela tan sufrida y trabajada como la obtenida el domingo en el Bizkaia. «De cansancio no es que esté muy cansado, pero las bolas las tengo muy cargadas, al andar parece que estoy cojo, pero al final es una sobrecarga, se me subieron los dos gemelos y no se me bajaban. Me dieron un masaje al terminar la final, durante esta semana tomaré alguno más y espero recuperarme sin más problemas», apuntó el de Etxeberri en la sociedad de su pueblo, acompañado por Jokin Altuna, las txapelas y los trofeos labrados en el Bizkaia. La edad del zaguero más joven en repetir este título, 24 años, seguro que también ayudan lo suyo en esa recuperación.
Jokin Altuna, el único que sobre la cancha no requirió de los cuidados del médico, también tenía alguna secuela del épico partido, alguna sobrecarga, «pero creo que más que del cansancio es por la tensión, yo también estoy tocado, pero estoy mejor que este –por Martija–, por lo menos hoy», bromeó.
Los dos acudieron a la cita con los medios tras haber descansado, o al menos haberlo intentado, tras una noche que se alargó al gusto tras un par de años de celebraciones contenidas por la pandemia. Algo más tarde de lo que hubieran deseado porque tuvieron que pasar el antidoping, Jokin Altuna lo hizo en Amezketa, cenando en un frontón Larrunarri en el que se juntaron unos 250 aficionados. El navarro, por su parte, juntó a unos 70 familiares y amigos en un restaurante de Etxarren y ambos alargaron la juerga todo lo que pudieron o su cuerpo les aguantó.
Sucede que la rueda de la mano profesional no deja de girar y ambos tienen compromisos el fin de semana en los que estrenar su condición de campeones del Parejas 2022. Jokin Altuna está programado el domingo en Oñati y no cree que tenga demasiados problemas en estar disponible. Más dudas tiene Julen Martija sobre su presencia el viernes en un partido muy especial, en Irurtzun, prácticamente en casa, «donde hay que estar bien» y, con 48 horas menos para la recuperación que su delantero, no tiene tan claro que podrá estar en el debut de Aaron Arbizu, otro zaguero de Sakana en profesionales.
Esa vorágine en la que están inmersos los profesionales de la mano es la que lleva a Jokin Altuna a afirmar que, ahora mismo, al menos durante unos días, su prioridad es disfrutar de un título que tanto le ha costado obtener. «Con el tiempo quizá valoraré más lo que he conseguido, pero lo digo de verdad, todo es tan seguido... De un campeonato pasamos a otro y por eso digo que quiero disfrutar de esta semana, porque vosotros mismos, dentro de una semana me preguntaréis por otros objetivos. Estos días dices que quieres disfrutar pero no es fácil cuando tienes campeonatos tan seguidos», dijo en referencia a un Manomanista que arranca en dos semanas y que, con un sistema de competición con liguilla en cuartos de final, impone mucho respeto entre los pelotaris.
«Espeso de movimientos»
También hubo tiempo para una reflexión más pausada sobre una final en la que Jokin Altuna reconoció haber estado más incómodo de lo habitual. Se le preguntó si la posibilidad de completar la triple corona con la única txapela que le faltaba pudo influirle, algo que no negó. «No quiero excusarme en eso ,si me afecta eso es por mi culpa. Pero es verdad que he necesitado 7 años para llegar a la final y y creo que en el futuro también voy a jugar más finales individuales que de parejas. Yo he vivido todo el campeonato semana a semana pero cuando llegas quieres ganar y yo a toda costa quería conseguir el título. Eso me mermó un poco y no estaba jugando agresivo, estaba espeso de movimientos, muy estático jugando y creo que Julen empezó la final muy bien y yo andaba un poco dubitativo, para mí a final de ayer –por el domingo– significaba mucho y no es que me haya quitado un peso de encima, pero tenía muchas ganas de conseguir este título». En este sentido, explicó que la forma en la que obtuvieron la txapela hizo que la alegría por el triunfo fuera mayor a otras finales.
En lo que ambos coincidieron fue en que la clave de su victoria estuvo en su reacción tras el 11-17, cuando no le perdieron la cara al partido. «En cuanto hicimos el tanto 12 vi que teníamos opciones y cuando ya sumamos el 14 o el 15 me di cuenta de que algo había cambiado y de que teníamos opciones de ganar la final. El 17-11 fue un momento en el que pensé que la cosa estaba muy difícil, pero enseguida vi que teníamos opciones y luego todo fue mucho mejor», explicó Martija.
También Jokin Altuna advirtió que la confianza de sus rivales descendió varios enteros en cuanto cometieron esos tres errores que los acercaron en el marcador, pero también apuntó al material como causa de su remontada. «El material tuvo muchísima importancia en el partido. En la elección dijeron que querían material más vivo, pero cuando nos hicieron la tacada esa pelota no tenía nada, no andaba nada y hacer daño era difícil hacer daño con esa pelota. No es casualidad que nos hicieran la tacada con esa pelota, cuando la cambiamos cambió el partido». En este sentido, también desveló un detalle que pasó inadvertido en la final, que la pelota con la que comenzaron el partido, adelantándose 2-0, se rompió enseguida.
Pero su fe pudo con todo y pudieron cumplir esa promesa de volver a intentarlo que el delantero le hizo al zaguero cuando jugaron juntos hace unos años; luchar de nuevo por el título. ¿Podrán defender la txapela el año que viene? Por ellos no será. «Si me pondrían con Jokin todos los años, yo los jugaría todos, seguro», sentenció Martija.