El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha abandonado este viernes Marruecos tras su reunión ayer con Mohamed VI en la que pactaron el inicio de una nueva etapa en la relación bilateral que conlleva, entre otros aspectos, la reapertura gradual de las fronteras en Ceuta y Melilla.
Sánchez viajó el jueves a Rabat acompañado por el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, mantuvo ese encuentro con el rey y fue invitado a acompañarle en la ruptura del «iftar», la celebración del fin del ayuno con motivo del ramadán.
Tras una conferencia de prensa en la que informó de los acuerdos adoptados en la reunión, el jefe del Ejecutivo español ha pernoctado en Rabat y esta mañana se ha desplazado al aeropuerto, donde ha atendido a los medios.
El viaje de Sánchez a Rabat es considerado un «éxito» por el Gobierno español, porque asegura que se cierra definitivamente la crisis diplomática abierta hace un año por la atención en un hospital de Logroño al secretario general del Frente Polisario, Brahim Gali, y se inicia una nueva etapa cuyos resultados concretos «se van a ir viendo de forma paulatina».
Uno de los acuerdos más importantes, tal y como expuso ayer Sánchez en su rueda de prensa, fue la reapertura gradual y ordenada de las fronteras terrestres en Ceuta y Melilla y que incluirá la puesta en marcha de sendos puestos aduaneros de mercancías aceptados por las autoridades marroquíes.
Sánchez explicó que se pretende «garantizar un flujo de personas con seguridad y de acuerdo a los requisitos sanitarios y necesarios, y que las mercancías circularán con normalidad en régimen de expedición comercial» a través de los respectivos puestos aduaneros.
Marruecos no había aceptado hasta ahora un puesto aduanero en Ceuta aunque sí lo había permitido en Melilla hasta que se cerró en 2018.
No hay una fecha prevista para la reapertura ya que insisten en que el grupo de trabajo que se creará al efecto debe analizar la situación y evitar que pueda haber situaciones de caos o falta de control policial.
Además, se pretende que se acabe con «el trabajo indigno al que se veían sometidas las denominadas porteadoras». También se reanudarán las conexiones marítimas de forma inmediata y comenzarán los preparativos de la Operación Paso del Estrecho.
Grupos de trabajo conjunto irán perfilando los acuerdos, y su labor culminará con la convocatoria de una reunión presidida por los jefes de Gobierno de los dos países que se pretende celebrar este año.
La nueva etapa ha sido propiciada tras la decisión de Sánchez de avalar la propuesta de autonomía de Marruecos para el Sahara Occidental, un respaldo que quedó plasmado en la declaración conjunta suscrita por ambos países con motivo del encuentro en Rabat y que ha generado amplios rechazos, como quedó demostrado en la moción aprobada ayer en el Congreso español. Moción a la que Sánchez no ha querido hacer referencia.