Un joven palestino ha fallecido por disparos del Ejército israelí en el campo de refugiados de la ciudad de Yenín, en Cisjordania ocupada, durante una amplia operación en venganza por el ataque del jueves cometido por un palestino en Tel Aviv.
El Ministerio de Sanidad palestino informó de que un joven falleció tras ser evacuado al hospital después de recibir disparos en la cabeza y en el pecho. Otros trece palestinos resultaron heridos de bala.
Se produjo tras la entrada de un amplio contingente de tropas y efectivos de la Policía de Fronteras de Israel en la ciudad y el campo de refugiados de Yenín, de donde procedía el atacante que el pasado jueves mató a tres israelíes e hirió a más de una decena en un atentado en el centro de Tel Aviv.
La versión de Israel es que la incursión de su Ejército derivó en un fuerte enfrentamiento armado con grupos locales.
«Los soldados participaron en intercambios de disparos con asaltantes armados que les dispararon», dijo el Ejército, que aseguró que uno de los que «fue neutralizado» era «un conocido operativo» del grupo islamista palestino Yihad Islámica.
También arrestaron a otro miembro de la organización que fue herido de bala y «detuvieron a dos personas sospechosas de participar en actividades terroristas».
Por otro lado, los soldados realizaron una redada en el domicilio del atacante del jueves «para analizar su posible demolición» a modo de castigo contra los refugiados.
Dos semanas de incursiones que dejan 14 muertos
El campo de refugiados de Yenín es conocido por ser uno de los bastiones históricos de la resistencia armada palestina. Grupos armados siguen presentes sobre terreno y el control sobre la zona de las fuerzas de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) es limitado.
El ataque de anteayer en Israel fue el cuarto en poco más de dos semanas, que han causado un total de 14 muertos.
Todo ello incrementó aún más la tensión en la región y puso de nuevo a Israel en estado de alerta máxima.
Tras el ataque, el jefe del Estado Mayor del Ejército ordenó aumentar operaciones en el norte de Cisjordania para «prevenir« otros posibles ataques. También mandó «concentrar la actividad» en las localidades de las que procedían los autores de los dos últimos ataques, ambos del área de Yenín.
La actual ola de ataques –dos de ellos cometidos por ciudadanos árabe-israelíes y otros dos por palestinos– preocupa al aparato de seguridad israelí por el hecho de haberse producido a pie de calle, en gran medida contra civiles y sin haber obtenido un aviso previo de inteligencia que permitiera impedirlos.
Los autores de los ataques habrían actuado de forma autónoma, sin contacto ni coordinación entre ellos, pero las autoridades temen que más personas puedan hacerlo estas próximas semanas por inspiración suya, en lo que denominan «ataques de imitación».