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Críticas a que una joven rusa y otra ucraniana compartan cruz en el Vía Crucis del Papa

Dos jóvenes residentes en Roma, una ucraniana y una rusa, llevarán juntas la cruz en una de las estaciones del Vía Crucis del Coliseo, que presidirá el Papa Francisco este Viernes Santo. Una iniciativa que ha despertado numerosas críticas.

Vía Crucis del Coliseo en 2019, presidido por el Papa Francisco.
Vía Crucis del Coliseo en 2019, presidido por el Papa Francisco. (AFP)

El embajador ucraniano ante la Santa Sede, Andrii Yurash, ha incidido en «las dificultades» y «las posibles consecuencias» de que dos jóvenes amigas, una ucraniana y una rusa, lleven juntas la cruz en una de las catorce estaciones, concretamente la número XIII, del Vía Crucis que el Papa presidirá el Viernes Santo en el Coliseo.

Por su parte, el nuncio apostólico en Ucrania, el arzobispo Visvaldas Kulbokas, ha señalado que él no hubiera organizado la oración de esta manera. «La reconciliación debe llegar cuando se detenga la agresión. Cuando los ucranianos sean capaces no solo de salvar sus vidas, sino también su libertad. Y, por supuesto, sabemos que la reconciliación se produce cuando el agresor admite su culpa y se disculpa», asevera.

Coincide con él el arzobispo greco católico de Ucrania, monseñor Sviatoslav Shevchuk, que lo ha considerado una «idea inoportuna» y «ambigua». «Los textos y los gestos de la estación XIII de este Vía Crucis son incomprensibles y hasta ofensivos», ha remarcado.

Las dos jóvenes que serán protagonistas de la XIII estación del Vía Crucis, y que el Papa presidirá desde un palco en el monte Palatino, viven con sus familias en Roma. La ucraniana, Irina, es enfermera en el centro de cuidados paliativos ‘Together in Care’ de la Fondazione Policlínico Universitario Campus Bio-Medico de Roma, y la rusa, Albina, es una estudiante de la carrera de Enfermería del Campus Universitario Bio-Médico.

«Nuestra amistad nació en la sala de cuidados paliativos ‘Together in Care’», ha señalado Irina en declaraciones a ‘L’Osservatore Romano’, el periódico de la Santa Sede. Poco después del comienzo de la guerra, Albina se sintió en la necesidad de hablar con su amiga, que estaba de servicio.

«Ella no tenía nada que ver»

«La mirada de nuestros ojos fue suficiente: nuestros ojos se llenaron de lágrimas. Siempre me emociono cuando recuerdo que Albina empezó a disculparse conmigo. En ese momento estaba realmente desconsolada. No pude consolarla. Se sintió culpable y me pidió disculpas. Le aseguré que ella no tenía nada que ver», continúa.

La palabra «juntos», explica Irina, «también me acompaña en mi trabajo y ciertamente, en este momento, podríamos hacer mucho juntos. La humanidad debe unirse para intentar encontrar la paz y una solución a todo lo que está sucediendo».

El jesuita Antonio Spadaro, director de Civiltà Cattolica, y uno de los grandes expertos del pontificado de Francisco, ha explicado que el Papa es, ante todo, «un pastor, no un político. Actúa según el espíritu evangélico, que es el de la reconciliación incluso contra toda esperanza visible durante esta guerra de agresión que ha definido como ‘sacrílega’».