La comparecencia de la directora del CNI, Paz Esteban, en la comisión de secretos oficiales del Congreso ha situado el escándalo Pegasus en un nuevo suelo, porque se admite al fin oficialmente la práctica de un espionaje con aval judicial sobre el independentismo catalán. Y paralalemente, cruzando esta confesión con las revelación de Citizen Lab, se esconde un iceberg más amplio: el de los pinchazos realizados de modo extralegal, alegal o ilegal, como prefiera llamársele.
Entre estos últimos figurarían las intervenciones al coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, y el diputado Jon Iñarritu. Sus nombres no aparecen entre los que verbalizó Paz Esteban en la comisión, según se desprende de lo indicado por las formaciones catalanas que han dado detalles a los medios de ese país.
Indican que la directora del CNI confirmó que se han intervenido con aval judicial los teléfonos de Pere Aragonès, actual president en ejercicio de la Generalitat; el director de la oficina de Carles Puigdemont, Josep Alay, entre otras personas del entorno del president legítimo en el exilio; el diputado de la CUP Carles Riera; el exvicepresidente de Òmnium Cultural Marcel Mauri; o la responsable de la ANC, Elisenda Paluzie. La Sexta ha añadido otros nombres y afirmado que algunos de los nombres revelados corresponden a «ciudadanos anónimos».
En consecuencia, todo apunta a que el espionaje realizado con Pegasus sobre los dos representantes independentistas vascos no está en la punta del iceberg «legal» que va saliendo a la luz pública sino en la base «ilegal» que permanece oculta. Un grupo que se irá ampliando si Citizen Lab hace públicos próximamente los otros 150 nombres que tendría identificados tras los 65 ya revelados.
Con todo, Esteban dejó un espacio de ambigüedad en torno al espionaje avalado judicialmente durante su extensa intervención ante los diputados (casi cuatro horas): según revela ‘Nació Digital’ a partir de fuentes catalanas del Congreso, la directora del CNI asumió en realidad 29 casos de espionaje y no los 18 que trascendieron el jueves. La diferencia estriba en que puso nombres y apellidos a estos últimos pero no a los once restantes.
Tampoco habría concretado si los pinchazos se hicieron con Pegasus, con otro sistema, o combinando diferentes fórmulas.
Los pinchazos vascos, sin aclarar
Las dos formaciones vascas en la comisión mantienen un mutismo total. Mertxe Aizpurua (EH Bildu) apuntó que no había realmente ninguna sorpresa en lo trasladado por Esteban pese a que la ministra de Defensa, Margarita Robles, había augurado novedades en este foro. Y Aitor Esteban añadió que «hay mucha tela por cortar todavía».
El espionaje a EH Bildu sigue en una nebulosa tras lo publicado por ‘The New Yorker’, y en un segundo plano lógico dado que la práctica totalidad de los nombres aparecidos son independentistas catalanes. Al contrario de lo ocurrido con los casos de Pedro Sánchez o Margarita Robles, además, no se ha determinado cuántos gigas han sido «robados» de los terminales de Otegi e Iñarritu, ni se han terminado de concretar las fechas. El diputado explicó en ETB que le constaba, a través del grupo de la Universidad de Toronto, que la última intervención fue en diciembre de 2020, lo que quiere decir en esta misma legislatura.
Aragonès y Sánchez
A la espera de lo que deparen las diversas investigaciones en marcha por muy diversos canales (Audiencia Nacional, Parlamento Europeo, Citizen Lab...), la cuestión más inminente son las consecuencias políticas de la asunción del espionaje al president Aragonès. Este mismo viernes el espiado y el jefe de los espiadores, Pedro Sánchez, coincidirán en un acto en Barcelona, en el que también estará la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Desde fuentes de La Moncloa se intenta presentación la admisión de Paz Esteban como una muestra de transparencia. Pero a la vez le sitúa como autor confeso de un ataque político al máximo nivel. Y no despeja, sino al contrario, la duda de cuántos más líderes independientes han sido espiados o lo siguen siendo, bien legalmente o bien ilegalmente.