Iñigo Garcia Odiaga
Arquitecto

Creando escuela

Diseñar una escuela de arquitectura es un ejercicio que mantiene una relación tensa con la propia arquitectura. Por un lado, no deja de ser un edificio docente más, pero por otro debe convertirse en ejemplo y modelo de otras arquitecturas y en una guía en cuanto a formas de hacer para los futuros arquitectos. Por este motivo, tal vez la idea de cómo afrontar un proyecto es en estos casos doblemente importante, ya que resolverá el edificio concreto, pero será también una propuesta arquitectónica cotidiana para los estudiantes.

La nueva Escuela de Arquitectura de Aarhus, diseñada por el estudio Adept, surge de entender el ejercicio de la arquitectura de forma experimental. Así la escuela se concreta como una incubadora de experimentos arquitectónicos, con un aprendizaje basado en talleres y en encuentros no planificados entre los estudiantes. La arquitectura es cruda, casi parece un edificio industrial, pero únicamente a primera vista. Los detalles constructivos refinados y la fuerte organización espacial comunican deliberadamente cómo se construye un edificio. En cierto sentido, el edificio transmite a sus usuarios una manera de enfrentar los proyectos. Se convierte en un manifiesto que les propone que con unos pocos materiales cuidadosamente seleccionados y una organización bien estructurada la arquitectura pase a un segundo plano como un marco flexible para casi cualquier actividad.

El edificio está situado en una antigua fábrica ferroviaria con rastros de la historia industrial que forman una identidad auténtica y cruda. Caracterizado por la crudeza de sus materiales sin revestir y por la presencia manifiesta de la instalaciones, así como por sus detalles industriales, el diseño del edificio se adapta a este entorno descuidado. Junto con sus vecinos más cercanos, la escuela de arquitectura construye una comunidad alternativa de autoconstrucción de startups y de cultura.

La simplicidad intencionada del diseño es una respuesta detallada a la necesidad de la escuela de contar con espacios funcionales y robustos. El edificio terminado permite a los profesores y alumnos experimentar con formas nuevas y contemporáneas de enseñanza de la arquitectura, al tiempo que proporciona una identidad espacial más fuerte que coincide con la ambición de ser una de las mejores escuelas de arquitectura de Europa. La organización espacial y la transparencia interior hacen que las actividades de los estudios sean visibles y estén presentes para todos los estudiantes. De los clásicos espacios docentes que insinuaban la individualidad de cada asignatura, se ha pasado a una arquitectura que fomenta la comunidad, las sinergias y la comunicación constante.

La nueva Escuela de Arquitectura de Aarhus resuelve además con este edificio un problema organizativo importante, ya que reúne en él las diez antiguas sedes que la conformaban. Esta nueva estructura es, en definitiva, un laboratorio vivo de arquitectura que ha encontrado en el diseño de tipo taller una especie de anti-cono, un lienzo vacío hecho para las ideas, la creatividad y el aprendizaje. El diseño permite que los espacios interiores y exteriores se mezclen, no sólo a través de la transparencia literal, sino también cuestionando donde empieza y acaba el espacio de la escuela y en cierto modo el de la ciudad. Esto significa que tanto el entorno urbano como las actividades curriculares darán forma al edificio en el futuro. Se trata de un edificio diseñado para no ser nunca suficiente en sí mismo ya que sólo a través de sus ocupantes y de la actividad está completo.

Reciclaje y sostenibilidad

El edificio se construyó con una paleta de materiales reducida que limita los recursos de construcción, incluyendo la producción local y las cadenas de transporte mínimas cuando es posible. Al decidirse por el hormigón como solución óptima para responder a la necesidad de espacios resistentes y de gran escala, el equipo del proyecto colaboró estrechamente con el fabricante para reducir el uso de material en la construcción, así como para maximizar el uso de material reciclado.

Además se implemento una política constructiva de cero residuos, por lo que los suelos son de madera reciclada, hechos con restos de la producción industrial de ventanas. La biblioteca, una gran estructura que abarca varias plantas como un gran mueble, está hecha en parte con un sistema de estanterías recicladas de un edificio histórico cercano.

El paisaje urbano que rodea el edificio forma parte también de un proyecto de investigación, cuyo objetivo es reciclar los materiales de construcción sobrantes del edificio, probando soluciones de adaptación al clima y trasladando los biotopos de un lugar a otro. Además, el nuevo centro reducirá su consumo de energía hasta en un 50% en comparación con la suma de sus antiguas ubicaciones.

Todos estos mecanismos construyen un edificio que servirá como instrumento de formación pero también de ejemplo cotidiano a los futuros arquitectos, haciendo buena aquella máxima de educar con el ejemplo, y persiguiendo una forma de hacer, en definitiva creando escuela.