El Real Madrid infalible de las finales ha vuelto a aparecer en París para hacerse con su 14ª Champions. En esta ocasión, el club merengue se ha apoyado en la extraordinaria actuación de Courtois –ahora mismo el mejor portero del panorama mundial– y en su habitual efectividad, aprovechando una de las escasas oportunidades de que ha dispuesto.
La final del máximo torneo continental de clubes ha comenzado con más de media hora de retraso como consecuencia del atasco generado en las puertas de acceso de la afición del Liverpool, después de que varios aficionados sin entradas del equipo inglés se saltasen los controles perimetrales.
A los merengues no les ha importado que el dominio inicial fuese prácticamente del rival, con una primera parte de color «red», pero en la que, una vez más, quienes más cerca han estado del gol han sido los pupilos dirigidos por Carlo Ancelotti, que se ha convertido en el primer técnico que gana cuatro Champions.
Que iba a ser la noche del guardameta de Bree ya lo ha dejado patente al cuarto de hora, cuando ha sacado una gran manopla a un Salah que, a buen seguro, soñará con el cancerbero internacional belga. Ha sido el gran duelo del envite, saliendo claramente vencedor el de Bree.
Courtois incluso ha tenido como aliado al poste que ha repelido en el 21 otro disparo de Mané, previamente, cómo no, desviado por el guante del arquero. Todas esas oportunidades han sido el reflejo de un Liverpool que ha sido mejor y ha llevado la iniciativa durante los primeros cuarenta y cinco minutos.
No obstante, el Real Madrid, por tradición y especialmente esta temporada, sabe manejarse en esas situaciones de adversidad. Cuando menos lo espera el adversario, sacar a relucir su velocidad y puntería, algo que ha sacado a relucir al filo del descanso.
Un balón largo a Benzema y toda una serie de rechazos y rebotes han propiciado que la pelota acabase en las botas del delantero francés, que la ha introducido en las redes. La confusión de la jugada ha necesitado de la intervención del VAR, al que le ha costado todo un mundo tomar una decisión, que ha sido la decretar fuera de juego.
Vinicius golpea y se acabó
Tras el descanso, las fuerzas se han igualado bastante más. Ambas escuadras han competido en intensidad y, aunque los «reds» han vuelto a controlar el esférico, el Real Madrid ya no se ha sentido tan agobiado en su parcela y ha sabido salir con mayor criterio al bajar la presión inglesa.
De una de esas jugadas desde propio campo ha nacido el 0-1 que sería definitivo. Corría el minuto 59 y el cuero ha llegado a los dominios de Modric, que ha sabido abrir al costado derecho, donde una arrancada de Valverde ha acabado en una especie de tiro defectuoso que se ha convertido en una asistencia para un Vinicius que solo ha tenido que empujar en el segundo palo.
El gol ha sentado como un jarro de agua fría al Liverpool, al que le ha costado varios minutos recomponerse, con media hora por delante para equilibrar la balanza. Poco a poco, y tras mover el banquillo su técnico, Jürgen Kloop, han puesto coto al marco madridista, pero ha vuelto a surgir la figura de Courtois.
De nuevo, le ha negado el gol por partida doble a un Salah, que ya no sabía cómo superar al portero blanco. Especialmente salvador ha sido en el minuto 83, cuando el jugador egipcio ha superado en velocidad a Mendy y ha chutado con la derecha, sacando con el cuerpo y como ha podido el belga un balón que ya se colaba.
La desesperación británica ha ido en aumento a la vista que le resultaba imposible perforar la portería merengue, ha acumulado piezas en ataque y dejado muchos espacios atrás, lo que ha propiciado un par de contragolpes blancos que no han finiquitado el envite por errores propios de los atacantes madridistas.
Sin embargo, la suerte ya estaba echada. Con un valladar en la portería y la extrema eficacia ofensiva de la que hace gala, el Real Madrid se hizo con su 14ª Champions, para ponerle el broche a una serie de eliminatorias en las que ha ido dejando en la cuneta al PSG, Chelsea y Manchester City.
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