Los pequeños comerciantes de Gipuzkoa protagonizaron ayer lunes una protesta contra el modo de aplicación de Ticket Bai, pero no es el único sector donde el nuevo sistema está generando quebraderos de cabeza, por los cambios que implica y por la falta de respuestas ante las dudas y errores que se han detectado en el periodo de prueba.

Las modificaciones no son pocas: los contribuyentes que emitan tickets o facturas deberán tener certificado el dispositivo desde el que vayan a emitirlas, así como utilizar un software que cumpla con las características técnicas que permitan realizar las acciones requeridas, entre ellas, la inclusión de un código identificativo y un código QR en cada factura/ticket, que se remitirá automáticamente a Hacienda.

La necesidad de utilizar un software de facturación que cumpla los requisitos exigidos va a obligar a efectuar un trabajo técnico que muchas pequeñas empresas o comercios no van a poder acometer por sí mismos, y les va a empujar a contratar unos servicios especializados, con el coste añadido que supone y que algunos quizá no puedan afrontar.

Por otro lado, y según señala a GARA Idoia, una persona que trabaja en la administración de una empresa guipuzcoana, después de Gipuzkoa Ticket Bai se implantará en Bizkaia y Araba, pero se desconoce si su funcionamiento será exactamente igual, algo que afectará a quienes tienen unidades de negocio en varios herrialdes.

Explica también que en su empresa llevan un tiempo utilizando este sistema en periodo de prueba, y que están detectando un gran número de errores, sin que desde Hacienda sean capaces de darles respuesta. «A muchas cosas de las que les preguntamos no nos saben responder, no las han previsto», señala, añadiendo, asimismo, que desde la propia administración les han admitido que cosas que en las pruebas están funcionando no van a hacerlo cuando el sistema entre en vigor. Según lo percibido, el escenario cuando llegue la hora de la verdad apunta a que puede ser caótico.

«Generar nuevas necesidades»

Uno de los problemas detectados es que la «casuística es infinita», hay muchos tipos de facturas y muy diversas –es algo que ocurre en su propia empresa–, mientras que el sistema «es muy rígido» y no las contempla todas. «Parece que está diseñado para empresas grandes, con unas características concretas, y cuando se sale de ahí, el sistema da error».

Idoia destaca que todos estos problemas –la falta de información, los cambios del software...–, «casi te obligan a contratar a alguien especializado» para que haga el trabajo, destaca que se «están generando necesidades que no existían», y lamenta que, en un contexto complicado para muchas empresas, «en vez de ayudar lo que se hace es poner trabas».

Y habrá algunas cuya estructura podrá afrontar este trago, pero, advierte, no faltará quien esté tentado de tirar la toalla.