Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

Desplechin se identifica con Philip Roth

‘FANTASÍAS DE UN ESCRITOR’
Estado francés. 2021. 105’ Tít. Orig.: ‘Tromperie’. Dtor.: Arnaud Desplechin. Guion: Arnaud Desplechin y Julie Peyr, sobre una novela de Philip Roth. Int.: Denis Podalydès, Léa Seydoux, Emmanuelle Devos, Anouk Grinberg, Madaline Constantin, Rebecca Marder, André Oumansky.

Emmanuelle Devos es la actriz favorita de Arnaud Desplechin.
Emmanuelle Devos es la actriz favorita de Arnaud Desplechin. (NAIZ)

En las distancias cortas Arnaud Desplechin es un hombre tímido y reservado y, tal vez por eso, sus películas son tan literarias, tan excesivas y grandilocuentes. Rendido admirador del maestro Resnais, juega en cambio a Truffaut cuando convierte al actor Mathieu Amalric en su alter ego ficcional con el nombre inventado de Paul Dédalus.

Algo o mucho de sí mismo hay también en ‘Tromperie’ (2021), en vista de la identificación que siente con el novelista Philip Roth, haciendo suyas muchas de sus peculiaridades. Su fijación por esta novela, originalmente titulada ‘Deception’ (1990) y que se ha solido traducir como ‘El engaño’, en alusión al engaño amoroso, le llevó a adaptarla primeramente para el teatro, y de ahí su carácter episódico, en torno a los encuentros del protagonista con las mujeres de su vida, siempre con el despacho donde las recibe como escenario principal, un estudio u oficina independiente de la vivienda.

Este trasunto del propio Roth, que conserva en la película el nombre de pila, ejerce de escritor estadounidense autoexiliado en Londres, donde tiene una joven amante a la que nunca se identifica nominalmente ni en el texto original ni en la pantalla.

Phil es encarnado por Bruno Podalydès, mientras que de la amante se encarga Léa Seydoux. Lo real se mezcla con lo imaginario y de ahí proviene el título de la versión doblada.

Las fantasías de Philip son pura misoginia, ya que él siempre aparece como un hombre seguro de sí mismo, frente a unas mujeres llenas de problemas y dudas. Consciente de lo anacrónico de su postura, el autor introduce visiones delirantes en las que se enfrenta a un juicio feminista, trazando una caricatura del imaginario que le define. Pese a ello la obra nunca deja de ser un drama intimista, construido mediante una narrativa de expresivos primeros planos y poderosas actuaciones.