El excanciller alemán Gerhard Schröder se plantea ignorar el procedimiento de expulsión como miembro del Partido Socialdemócrata (SPD), impulsado desde distintas agrupaciones de la formación por sus vínculos con el presidente ruso, Vladimir Putin.
El político, presidente del SPD desde 1999 a 2004, no se presentará a la sesión prevista el próximo 15 de junio para abordar la primera de las veinte demandas formuladas desde diversos distritos y delegaciones de su partido, informa el semanario 'Der Spiegel'. Tampoco hará que le represente ningún abogado por considerar que las alegaciones contra él carecen de fundamento para prosperar.
Schröder está bajo fuertes presiones desde la dirección del SPD a consecuencia de sus relaciones con Putin y empresas estatales controladas por el Kremlin. El propio canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, le ha apremiado reiteradamente a romper públicamente con estos vínculos, lo mismo que los presidentes actuales del SPD, Saskia Esken y Lars Klingbeil, que le han pedido además que abandone el partido.
En medio de las presiones desencadenadas por la guerra de Ucrania, Schröder anunció a finales de mayo su renuncia a ocupar un puesto en el consejo de administración del consorcio ruso Gazprom para el que estaba nominado y que debía asumir en junio. Asimismo ha abandonado la presidencia del consejo de administración de la petrolera rusa Rosneft, puesto que ocupaba desde 2017.
La figura de Schröder ha sido directamente criminalizada o al menos caído en desgracia no solo en su partido, sino también en gran parte la sociedad alemana, en su «patria» política (el «Land» de Baja Sajonia) y hasta en el ámbito del fútbol, su otra gran pasión junto con la política.
Cerco en varios ámbitos
La Universidad de Göttingen, en Baja Sajonia, le requirió recientemente a que devolviera su título de doctor honoris causa, mientras que la Federación Alemana de Fútbol (DFB) le retiró la presidencia honoraria.
La relación entre Schröder y Putin fue de lo político a lo privado. Unos meses antes de dejar el poder, tras ser derrotado en las elecciones generales de 2005 por la conservadora Angela Merkel, suscribió con el presidente ruso el acuerdo para la construcción del gasoducto Nord Stream.
El primer gasoducto entró en funcionamiento en 2011, año en que se decidió la construcción de Nord Stream 2, cuya entrada en servicio quedó ahora bloqueada por Scholz.
El repudio a Schröder se extiende por todo el espectro parlamentario alemán. También se recuerda, sin embargo, que la dependencia energética de Alemania respecto a Rusia se amplió en los 16 años en el poder de Merkel.