Iker Bizkarguenaga
Aktualitateko erredaktorea / Redactor de actualidad

Europa se militariza al ritmo que marca el lobby de las armas

El jueves, día 9, se abrió la convocatoria para acceder a los 924 millones de euros que la Unión Europea va a destinar en 2022 a la investigación y desarrollo de proyectos militares. En apenas siete años, el Fondo Europeo de Defensa va a repartir ocho mil millones, una cifra récord.

El rey Guillermo Alejandro de Holanda, a la izquierda con barba, participa en unos ejercicios de la OTAN en mayo.
El rey Guillermo Alejandro de Holanda, a la izquierda con barba, participa en unos ejercicios de la OTAN en mayo. (Vincent JANNINK | AFP)

En los próximos cinco años debemos dar nuevos y audaces pasos hacia una auténtica Unión Europea de Defensa... Tengo la intención de reforzar el Fondo Europeo de Defensa para apoyar la investigación y el desarrollo de capacidades. De este modo, abriremos nuevas e importantes oportunidades para nuestras industrias de alta tecnología y otros sectores de nuestra economía». Estas palabras de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, encabezan la página web que el Ejecutivo comunitario dedica a la industria militar –«de Defensa»– y expone el rumbo que las instituciones europeas se han propuesto mantener en este ámbito en los próximos años.

Una política que también pueden resumir perfectamente los casi ocho mil millones de euros –son, en concreto, 7.953 millones– que se van a destinar al Fondo Europeo de Defensa (EDF, por sus siglas en inglés) en el periodo 2021-2027 para la investigación y el desarrollo de productos militares, una cantidad nunca alcanzada por las instituciones europeas. Así, por ejemplo, los dos programas que han precedido al EDF, la Acción Preparatoria para la Investigación en Defensa (Preparatory Action on Defence Research, PADR, periodo 2017-2019) y el Programa Europeo de Desarrollo Industrial de la Defensa (European Industrial Development Programme, EDIDP 2019-2020) recibieron algo menos de seiscientos millones entre ambas.

Aun teniendo en cuenta que el marco temporal de este fondo es más amplio, siete años frente a dos los anteriores, es elocuente que el montante destinado a la industria militar se haya multiplicado por más de trece.

Precisamente, el pasado jueves, 9 de junio, se abrieron las convocatorias para acceder a las partidas económicas correspondientes al año 2022. Son 924 millones, repartidos en ocho convocatorias, que afectan a 16 categorías distintas y 33 proyectos concretos. Es una cifra que por sí sola supera la de los dos programas bianuales anteriores, pero es solo el punto de partida, porque según se desprende del informe de la CE a partir de 2024 las cantidades van a ir aumentando año a año, hasta sumar 1.626 millones en 2027.

Desde la ciberguerra hasta el espacio

Respecto a las convocatorias de este año, 25 millones de euros se van a destinar a labores de investigación en el ámbito de la «Respuesta médica de defensa, química, biológica, radiológica y nuclear (CBRN), biotecnología y factores humanos»; 70 millones –20 en investigación y 50 en desarrollo de productos– irán a parar a la categoría denominada «Superioridad informativa»; y 0tros 70 millones –10 + 60– a la «Ciberdefensa».

Sobre esta categoría, el informe de perspectiva plurianual, actualizado el 25 de mayo y que tiene como objetivo facilitar la coordinación de los Estados miembros y los países asociados en la planificación a largo plazo del EDF, especialmente en lo que se refiere a los grandes proyectos, destaca que la Unión Europea mantiene una «gran dependencia» respecto a terceros países «en materia de tecnologías de ciberseguridad y ciberdefensa», lo que, apostilla, «tiene un claro efecto en la autonomía estratégica de la UE».

Y si el monto destinado a la guerra cibernética llama la atención, no lo hacen menos las partidas dedicadas al «Espacio»: 150 millones, la cifra más alta en este ejercicio. Son, en concreto, 20 millones para investigación en “Sistemas espaciales receptivos», 40 millones en “Capacidades innovadoras del IRS espacial” y nada menos que 90 millones en “Sistemas de alerta temprana antimisiles”.

La importancia que se otorga a este ámbito queda de relieve con la adjudicación del 10% de los fondos del EDF, unos 800 millones, a la altura de los porcentajes que se van a dirigir a otras categorías de peso como «Combate aéreo», «Combate terrestre» y «Combate naval».

Precisamente, esta última categoría va a recibir la segunda partida más importante de este año, 130 millones, que se repartirán a partes iguales en el desarrollo de un «buque semiautónomo de tamaño medio» y para «vigilancia colaborativa naval».

Es destacable, por otra parte, que en el capítulo dedicado al «Combate naval», el documento de la Comisión señale, entre otras razones para destinarle tantos fondos, que «el poder naval y la supremacía en el mar son cruciales para que las fuerzas armadas europeas cumplan sus misiones y defiendan a los ciudadanos y el territorio europeos, así como para permitir la proyección de poder en zonas geográficas más remotas».

Un objetivo, el de «proyectar poder» en áreas lejanas, que nada tiene que ver con el carácter eminentemente defensivo que se suele atribuir a la estrategia militar de la UE.

Los categorías de «Combate terrestre» –en los próximos años se pretende desarrollar tanques (MBT), vehículos todoterreno (ATV), vehículos blindados de transporte (APC) y sistemas terrestres no tripulados (UGS)– y de «Combate aéreo», donde se va a incidir en el desarrollo de un sistema que combine plataformas tripuladas y no tripuladas, se llevan este año 50 y 40 millones, respectivamente.

Menos dinero, en todo caso, que los 55 millones que van a ir dirigidos a la investigación ligada a la «Guerra submarina», en concreto, para diseñar «equipos y enjambres submarinos tripulados y no tripulados» y «equipos de observación, detección, adquisición y comunicación submarina».

Otras categorías del Fondo Europeo de Defensa que van a recibir financiación en 2022 son «Sensores avanzados» (40 millones de euros); «Transformación digital» (50 millones); «Materiales y componentes» (45 millones); «Resiliencia energética y transición medioambiental» (20 millones); «Protección de la fuerza y movilidad» (30 millones); «Simulación y entrenamiento» (30 millones) y «Tecnologías disruptivas» (40 millones).

En este sentido, los gestores del EDT entienden como «disruptiva» la tecnología que «mejorada o completamente nueva, provoca un cambio radical, incluido un cambio de paradigma en el concepto y la conducción de los asuntos de defensa, como por ejemplo, sustituyendo las tecnologías de defensa existentes o dejándolas obsoletas».

Finalmente, 25 millones se van a destinar a otro tipo de acciones (auditorías, contratación de equipos de coaching...) y 54 millones se van a dirigir a pequeñas y medianas empresas, siempre vinculadas a este sector.

Grandes firmas armamentísticas

El hecho de que se reserve una partida –menos del 6% del total– para Pymes dice bastante de quiénes van a ser los principales destinatarios de los fondos europeos.

Y es que, aunque en la página web de la Comisión Europea dedicada al EDF se especifica que solo podrán optar a las convocatorias los proyectos realizados «en cooperación entre al menos tres entidades de al menos tres Estados miembros o países asociados diferentes», y añade que «la participación transfronteriza de pymes y empresas de mediana capitalización se va a ver reforzada por mecanismos específicos» para ello, lo cierto es que los precedentes apuntan a que los grandes beneficiarios van a ser los viejos conocidos de la industria armamentística.

En este sentido, un estudio del Transnational Institute (TNI) publicado en marzo, que se fija sobre todo en los dos programas precursores del EDF, los antes citados PADR y EDIDP, indica que los casi seiscientos millones de euros –fondos públicos– de esas líneas presupuestarias fueron a parar a «empresas privadas muy lucrativas en el comercio de armas y tecnología militar, así como a centros de investigación privados, entre otros beneficiarios», y añade que ocho de ellas «están involucradas en exportaciones de armas muy controvertidas a países en situación de conflicto armado o donde existen regímenes autoritarios y las violaciones de derechos humanos son comunes».

El informa señala además que cinco de los ocho mayores beneficiarios «tenían acusaciones sustanciales de corrupción en su contra en los últimos años», y los enumera: Leonardo, Safran, Thales, Airbus y Saab.

También se explica que nueve de los 16 representantes del Grupo de Personalidades en la Investigación en Defensa, que fue creado por la Comisión Europea en 2015, estaban relacionados con empresas y entidades de la industria armamentista. Se trata de las compañías Airbus, BAE Systems, Indra, Leonardo, MBDA y Saab, los institutos Fraunhofer y TNO, y un representante del lobby armamentístico Asociación de Industrias Aeroespaciales y de Defensa de Europa.

Y este no es un dato menor, ya que el TNI apunta que «la propuesta de la CE que llevó a la constitución del Fondo Europeo de Defensa se basó en un informe presentado por ese grupo, y que «secciones enteras fueron literalmente copiadas del informe del GdP y pegadas en la propuesta del fondo de defensa de la CE».

Está claro, por tanto, no solo hacia dónde avanza la Unión Europea en materia armamentística, sino también quién ha trazado ese camino que están pavimentando con nuestro dinero.