Adaptar, convertir un texto shakespeariano en un acontecimiento moderno es una tarea que en este montaje de Chela de Ferrari adquiere un valor descomunal al trabajar sobre materiales humanos y artísticos que le confieren una mirada bastante más importante a todos los acontecimientos de la trama original de ‘Hamlet’. Estamos hablando de una metodología de trabajo que se convierte en una forma, diría que en parte del pensamiento o de la ideología misma de lo ofrecido.

Todos los actores y actrices son Hamlet, todos y cada uno son ellos mismos, además de tener otros roles, todos se muestran desde su mismidad para que los espectadores completen su incitación estética y la eleven a algo que va desde la más personal a lo colectivo, un gran logro de esta propuesta de una categoría artística inconmensurable.

Teatro de la Plaza es una institución teatral limeña de una gran trayectoria y, en esta propuesta, realizan un salto cualitativo de gran entidad pues el reparto está compuesto en su totalidad por actores y actrices con síndrome de Down. Desde este punto, hay que empezar por despiojar a nuestras apreciaciones de todos los prejuicios y apriorismos.

Ellos, uno a uno, se presentan y nos advierten de alguna de sus dificultades mecánicas, técnicas, pero lo hacen desde un convencimiento absoluto de que van a hacer un espectáculo de teatro; sin excusas, ni lamentaciones, sin concesiones, no buscando otra cosa que contarnos una historia a la que le han dado un contenido bastante más potente. Porque ellos están involucrados de una manera consciente e inteligente en el proceso del personaje central, de sus vicisitudes y de lo que significan esas escenas y situaciones vistos por personas que viven en nuestros días.

Ser por encima de todas la dudas; ser para estar y mostrar un entramado complejo expresado de manera auténticamente directa y envolvente.

Es una magnífica experiencia artística, es un gran montaje teatral, no lean en mis palabras nada más que valoraciones técnicas sobre lo ofrecido, del logro de un equipo actoral de la mano de una gran directora, Chela de Ferrari, que ofrece teatro del bueno, del excelente. Y que se ha llegado hasta ese punto a base de preparación, ensayos, hallazgos, implicaciones, sentido del humor y capacidad de entender el mundo en el que vivimos. Un compromiso con el arte teatral de primer grado.