Jean-Pierre Farandou, el PDG (CEO) de la compañía francesa de ferrocarriles anunció ayer a bombo y platillo que, ante la fuerte demanda cara al periodo vacacional, la SNCF ofertará 5.000 plazas de tren suplementarias con respecto a 2019 para cubrir la fuerte demanda de los usuarios.

«Hemos vendido ocho millones de billetes para julio y agosto, un 10% más que en 20q9 y nos preparamos para tener un verano de récord», saludó Farandou.

«Estamos a tope, hemos desdoblado trayectos, añadido itinerarios y eso gracias al esfuerzo de los trabajadores de la compañía», añadio en un intento de contemporizar con la plantilla que no parece haber dado sus frutos ya que hoy los principales snidicatos de la ex compañía pública han lanzado su órdago.

El 6 de julio irán a la huelga para demandar una subida general de salarios pendiente, según dicen, desde 2014, y que no puede esperar más antes el impacto de la «crisis de inflación más importante en 40 años».

Ya en sus declaraciones a la agencia AFP, en las que saludó que cada vez más ciudadanos opten para sus desplazamientos vacacionales por el tren, el responsable de SNCF reconoció la existencia de tensiones, ya que, sobre todo en la región parisina, los trabajos de mejora de las líneas se han traducido en las últimas semanas en cambios imprevistos y constantes de los horarios de trabajo de numerosos empleados, lo que ha dado lugar a algunos paros puntuales.

«Intento practicar un diálogo social constructivo frente a un diálogo obstructivo que penalizaría a los usuarios», apostilló  Ferandou, que reconoció que la inflación provoca «un clima tenso» y unas dificultades añadidas que, aclaró, «no solo soportan los trabajadores de la SNCF».

En un comunicado conjunto CGT-Cheminots, Sud-Rail y CFDT, es decir la mayoría sindical de la SNCF, han anunciado este viernes 24 de junio que, en vistas de que no hay subida general de salarios desde 2014 y del impacto añadido de la inflación, irán a la huelga el próximo 6 de julio, en pleno periodo vacacional.