«Quiero contarles una historia. Es una historia que tal vez piensan que ya conocen... pero no es así, no realmente. Verán: Yo, Sebastián J. Grillo estuve ahí, para ser exactos viví literalmente en el corazón del niño de madera».

Son las primeras palabras prólogo que confirmaron la realidad de un sueño que el director Guillermo del Toro planeó desde 2008, su visión del clásico literario de Carlo Collodi ‘Pinocho’.

Tras casi 20 años de intentos que nunca tuvieron su plasmación, el maestro mexicano ha realizado una versión animada que apuesta por adentrarse en los senderos más tenebrosos del original literario y abordar los terrores que legó el auge del fascismo en Italia.

Codirigida por el mexicano y el experto en animación Mark Gustafson –‘Fantastic Mr. Fox’–, cuenta con un guion de Matthew Robbins, escritor cuyo currículum incluye ‘Encuentros en la tercera fase’ y que también escribió los libretos de los filmes de Del Toro ‘La cumbre escarlata’, ‘No tengas miedo a la oscuridad’ y ‘Mimic’. Por su parte, Alexandre Desplat ha sido el autor de la banda sonora.

Un reparto estelar

El reparto de voces en su versión original incluye a Finn Wolfhard –‘Stranger Things’–, Tilda Swinton, Cate Blanchett, Christoph Waltz, Ron Perlman y Ewan McGregor, este último interpretando a un grillo parlanchín que atiende al nombre de Sebastian. En los roles principales también figuran David Bradley, que aporta su voz al carpintero Gepetto, mientras que Gregory Mann hace lo propio con el famoso niño de madera.

Según explicó el propio director, «‘Pinocho’ trata sobre lo que hace que un humano sea humano y lo que hace que un humano sea un títere. O una marioneta, un ser humano porque está ambientada durante el ascenso de Mussolini en la Italia fascista. Es un ejercicio temático que me resulta muy interesante» y en lo relativo a los paralelismos entre ‘El callejón de los milagros’ y ‘Pinocho’, destacó que «tienen ciertas similitudes. Obviamente, ‘Pinocho’ transcurre en muchos tramos en una feria, así que hay pequeños ecos entre ambas películas. Su esencia original se mantiene pero dicha escenografía es algo secundario dentro del trasfondo político».