Asier Robles
Aktualitateko erredaktorea / Redactor de actualidad

Urduña dignifica a las víctimas del franquismo rescatando la memoria

La alcaldesa Itziar Biguri ha explicado a NAIZ cuál ha sido el recorrido que ha seguido el Ayuntamiento para recuperar la memoria y dignificar a las víctimas del franquismo en Urduña. Tras diferentes homenajes y exhumaciones, la realización del Columbario de la Dignidad ha sido un gran hito.

La alcaldesa Itziar Biguri en el Columbario de la Dignidad de Urduña.
La alcaldesa Itziar Biguri en el Columbario de la Dignidad de Urduña. (Asier ROBLES)

Hace poco más de una semana se inauguraba en Urduña el Columbario de la Dignidad, un espacio de reconocimiento y homenaje a quienes perdieron la vida por defender la libertad frente al fascismo; en especial, a las 225 personas que perdieron su vida en el campo de concentración y en la cárcel establecida por el régimen franquista en la ciudad vizcaina entre 1937 y 1941.

El gran impulsor de este homenaje es el propio Ayuntamiento de Urduña, que lleva ya una década trabajando por la memoria y el reconocimiento de lo ocurrido en la localidad. La alcaldesa Itziar Biguri, de EH Bildu, ha explicado en una entrevista con GARA el recorrido que ha tenido esta iniciativa por recuperar la memoria.

El primer gran hito lo marcó una declaración institucional a mediados de 2012. La corporación municipal, a pesar de que los firmantes no tuvieran ninguna responsabilidad en los hechos, lamentaba y reprobaba lo ocurrido y pedía perdón por haberse utilizado como esclavos a los prisioneros para la ejecución de obras públicas en la remodelación del municipio.

Investigación

Pero tal y como relata Biguri, aquella declaración institucional vino precedida de una investigación llevada a cabo por Joseba Egiguren, que por aquel entonces trabajaba en el Ayuntamiento, sobre qué había ocurrido en Urduña durante la Guerra del 36 y la dictadura franquista. Hasta ese momento el tema era un cúmulo de recuerdos vagos y sin concreciones, que con el tiempo se iba olvidando

Según la investigación de Egiguren, fue en julio de 1937, poco después de la caída de Bizkaia, cuando las autoridades militares franquistas establecieron un campo de concentración de prisioneros de guerra en Urduña, por el que pasaron unas 50.000 personas. El objetivo fue la reclusión preventiva, la clasificación y la reeducación de los prisioneros hechos por las tropas de Franco, fundamentalmente en los frentes de Bizkaia, Aragón y Catalunya.

«Los cautivos sufrieron un trato inhumano que se caracterizó por el hacinamiento, la insalubridad, el hambre y el miedo»

Estuvo situado en pleno centro de la ciudad, en el antiguo colegio de los jesuitas, y tenía una capacidad máxima de 5.000 personas. «Los cautivos, algunos de ellos ajenos a la guerra, sufrieron un trato inhumano que se caracterizó por el hacinamiento, la insalubridad, el hambre, la humillación y el miedo. Además, algunos de ellos fueron utilizados como esclavos para realizar diferentes obras públicas y privadas» señala Biguri. Durante los 27 meses que permaneció abierto se registraron 24 fallecimientos oficialmente, aunque es probable que fueran muchos más.

Campo de concentración franquista en Urduña. (Cedida por Diana Rossell)

A finales de 1939, el lugar se convirtió en una Prisión Central que albergó a varios miles de condenados, fundamentalmente por razones políticas. A diferencia de los prisioneros del campo de concentración, las personas encerradas en la prisión no provenían directamente del frente de batalla, y la mayor parte eran naturales de Ciudad Real, Málaga y, sobre todo, de Badajoz. Las condiciones fueron peores que las del anterior establecimiento, y en el año y medio que estuvo en funcionamiento se registraron 201 fallecimientos, la mayoría como consecuencia del hambre.

Primer homenaje

Tras más de medio siglo de silencio sobre lo ocurrido, exceptuando algún acto puntual, la investigación de Egiguren y la declaración institucional de 2012 dieron el pistoletazo de salida a una serie de investigaciones, exhumaciones, conferencias y homenajes. «Eso marcó un inicio, y a partir de ahí, se creó una comisión junto a otros grupos memorialistas. La declaración de 2012 sirvió como hoja de ruta y como compromiso del Ayuntamiento», destaca la alcaldesa.

El primer gran homenaje tuvo lugar en junio de 2012 en la misma plaza del pueblo. Ahí acudieron, además de familiares de las víctimas, dos exprisioneros que sufrieron en primera persona la inhumana vida de aquel campo de concentración. Se colocó un monolito y el entonces alcalde Carlos Arranz (Bildu) lo dejó bien claro: «Comienza a saldarse una deuda moral histórica».

Homenaje en 2012 a los prisioneros del campo de concentración de Urduña. (Jon HERNAEZ | FOKU)

En los próximos años se realizaron otros homenajes. Urduña se adhirió a la querella que instruye en Argentina la magistrada María Servini por delitos de genocidio y/o crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura franquista. También se retiraron los símbolos franquistas de la ciudad y se revocaron las medallas y títulos honoríficos que se habían otorgado a Franco y su camarilla.

Exhumación

No estaba documentado ni se sabía a ciencia cierta la ubicación, pero diferentes vecinos relataban que algunos de los fallecidos habían sido enterrados al otro lado del muro del cementerio (lugar que, tras una ampliación posterior, quedó dentro del camposanto). Con esa hipótesis, el Ayuntamiento solicitó a la Sociedad de Ciencias Aranzadi una excavación en la zona, que en 2014 dio con el hallazgo de 14 esqueletos humanos bajo la losa de hormigón que cubre uno de los pasillos de la zona de nichos del cementerio.

Aunque no hay duda de que los enterramientos corresponden a 14 víctimas de la represión franquista que fallecieron estando cautivas en la Prisión Central de Urduña, las posibilidades de plantear hipótesis de identificación son reducidas, pues no se ha localizado documentación o registros que lo permitan. Sí que se han encontrado elementos de la ropa como hebillas y cinturones, y botones. También un anillo de oro tipo alianza y una ficha de juego de cerámica.

Exhumación de 14 cuerpos en el cementerio de Urduña, en 2014. (GOGORA)

En los últimos años se ha cotejado el ADN de estos restos con el de familiares de algunas de las 225 víctimas documentadas, pero no se ha encontrado ninguna coincidencia. Se tiene la certeza de que en ese mismo lugar hay más enterramientos, pero al estar debajo de otros nichos más modernos, de momento no ha sido posible continuar con la exhumación.

Columbario de la Dignidad y próximas actuaciones

Para dar un lugar digno a esas 14 víctimas exhumadas y a las que se puedan exhumar en los próximos años y recordar así lo ocurrido en Urduña durante la Guerra y la dictadura franquista, el Ayuntamiento y Gogora inauguraron hace una semana el Columbario de la Dignidad. Está preparado para acoger los restos de 60 personas y pensado para poder ser ampliado. Aunque de momento solo acoge los restos de 15 personas: los de los 14 exhumados en el cementerio y los de un combatiente encontrados en el monte Askuren, donde se han descubierto búnkeres, trincheras y refugios.

En el columbario se ha creado un pequeño itinerario con paneles explicativos del propio proyecto, así como de las labores previas de investigación y exhumación de los restos. Una réplica de la escultura 'Duintasuna', realizada por Iñigo Arregi, preside el lugar como lo hace en el columbario de Elgoibar. De esta manera se pretende dotar de cierta uniformidad a ambos columbarios.

Los restos de las 14 personas exhumadas fueron puestos en el nuevo columbario. (Monika DEL VALLE | FOKU)

La alcaldesa ha calificado este columbario como un «gran hito» en el proceso de recuperar la memoria, pero asegura que «no es un punto y final». Señala que ahora se darán un momento de reflexión para pensar cuales van a ser los siguientes pasos: «Queremos seguir investigando qué pasó en Urduña en esos años y qué otras repercusiones hubo, no solamente ligado al campo de concentración o a la prisión». De hecho, se sabe que dos alcaldes republicanos, Manuel Murias Díaz de Cerio y José Garai Allende, fueron fusilados.

Además, este otoño Aranzadi continuará con las exhumaciones en el cementerio. Esto será posible después de haber trasladado 96 nichos que se encontraban encima de donde se cree que están enterradas más víctimas del franquismo. Biguri ha agradecido la «colaboración y empatía» de las familias de Urduña al permitir el traslado de esos nichos.

El de Urduña es el primer columbario de Bizkaia y el segundo en la CAV tras el de Elgoibar, que se inauguró en enero de 2017 y está ya lleno (con 57 personas procedentes de la exhumación de 44 fosas).

Biguri apuesta por la creación de más columbarios en otros lugares: «Por desgracia, hay muchas más fosas y cuerpos enterrados, y tenemos la responsabilidad y la obligación legal de dignificarlos. Ha pasado mucho tiempo y hay gente que prefiere pasar página y olvidar lo que sucedió. Pero no se trata de eso. Hay que pasar página, pero reconociendo y sacando a la luz lo que ha pasado para que no se vuelva a repetir. Hace falta reconocimiento, reparación y justicia. No se puede hacer como que todo eso no hubiese existido», subraya.