La muerte de 13 palestinos durante la tarde y la noche de este domingo en las localidades de Yabalia y Beit Hanun, en el norte de la Franja de Gaza, eleva a 44 el número de palestinos muertos desde el inicio de la ofensiva israelí sobre la Franja de Gaza, el pasado viernes.
Así lo ha anunciado este lunes de madrugada el Ministerio de Sanidad de Palestina, que ha detallado que entre los fallecidos se encuentran 15 niños, cuatro mujeres, y que el número de heridos se ha elevado hasta los 360.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), por su parte, han asegurado que un total de 35 personas han muerto, de las cuales 15 «no estaban involucradas en las hostilidades», según han detallado en un comunicado publicado en Twitter.
Además, otras once personas que no estaban afiliadas a grupos armados han perdido la vida, lo que supone que el número de civiles que cuenta Israel ascienda a 26. Esta cifra implica que las nueve personas muertas restantes sí estuvieran relacionadas con la Yihad Islámica.
Minutos antes del cese al fuego acordado el domingo por la tarde por la Yihad Islámica y el Estado de Israel se han registrado fuertes bombardeos en ambas partes, por lo que se presume que el número de víctimas podría aumentar.
Se mantiene
Teóricamente Israel y la Yihad Islámica Palestina (YIP) mantienen el acuerdo de alto el fuego alcanzado anoche y que puso fin a una sangrienta escalada de violencia de tres días.
Tras el lanzamiento de algunos cohetes por parte de la YIP minutos después de la entrada en vigor del alto el fuego a las 23:30 hora local (20:30 GMT), la frontera entre Israel y la Franja de Gaza se ha mantenido en calma.
De esta manera, y tras la mediación de Egipto, la escalada más grave entre israelíes y palestinos en más de un año parecería haber finalmente concluido.
La reapertura de los cruces fronterizos permitirá, entre otras cosas, el ingreso a Gaza de ayuda humanitaria y del combustible necesario para reactivar la única central eléctrica del enclave. Esta debió interrumpir sus operaciones el sábado por falta de combustible, dejando a los residentes de la Franja con tan solo cuatro horas de energía eléctrica al día y amenazando con la interrupción de servicios básicos como la atención médica.