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Emergen las «piedras del hambre», el aviso ancestral de sequías terribles en Centroeuropa

Los bajos caudales de grandes ríos de Centroeuropa, como el Rin, el Elba o el Weser han hecho que afloren de entre sus aguas las 'hungersteine' o piedras del hambre. Se trata de rocas donde aparecen grabadas las cotas asociadas a grandes hambrunas. 

La más popular de las hungersteine, en el Elba.
La más popular de las hungersteine, en el Elba. (Wikipedia Commons)

La sequía actual es histórica, prácticamente, en toda Europa. Un 47% del territorio se encuentra en niveles de alerta o prealerta por la falta de agua. Existe un triple factor que justifica la escasez: la falta de lluvia, la sobreexplotación de los ríos, y la evaporación resultante de una sucesión de olas de calor como jamás se había registrado hasta la fecha. 

En los ríos de centroeuropa, en Alemania, Chequia o Hungría, existe un indicador ancestral que avisa de cuándo la escasez de agua ya no solo es preocupante sino que fue la antesala de una gran hambruna. Se trata de las piedras del hambre (hungersteine, en plural). Algunas de estas rocas marcadas datan del siglo XVI y otras, del XIX. Hay docenas de ellas en distintos ríos

Algunas de estas inscripciones donde quedaron registrados niveles anormalmente bajos resultan particularmente llamativas. Tras la publicación en "Der Spiegel" (el principal semanario alemán) de un reportaje sobre estas rocas que han emergido en los ríos Rin, Elba y Weser, se ha hecho particularmente popular una en que puede leerse lo siguiente: «Si me ves, llora» (Wenn du mich siehst, dann weine). Esta inscripción ha emergido en el Elba, en Sajonia, pero hay varias con leyendas igual de estremecedoras.

En concreto, esta piedra que ha asomado ahora en el Elba se refiere a la hambruna de 1417. Lógicamente, estos niveles de caudal tan bajos se tradujeron en malas cosechas y, por consiguiente, en hambrunas. Aunque no solo es eso. 

Con los siglos y el cambio económico, la falta de agua también afectó a la producción industrial y al transporte, pues los grandes ríos europeos son navegables y se emplean para el traslado de mercancías. También eso está sucediendo con la sequía actual. 

No solo media Europa está en prealerta por sequía. Un 17% del territorio ya acusa la falta de agua y se encuentra en alerta y, en muchos casos, asumiendo restricciones por este motivo.