En menos de dos décadas, Chile ha pasado de ser uno de los países más conservadores de la región, con el divorcio y cualquier tipo de aborto prohibidos, a escribir una de las constituciones más feministas del mundo, un texto que pivota sobre la igualdad de género y que se votará en un plebiscito el próximo domingo.
La paridad en las instituciones, la interrupción voluntaria del embarazo y el reconocimiento del trabajo doméstico y de cuidados son algunos de los aspectos más vanguardistas, junto al derecho a una vida libre de violencia machista o la implantación de sistemas de salud y justicia con perspectiva de género.
«El feminismo en este texto no es un simple artículo dentro de un capítulo, es una perspectiva que lo atraviesa todo y que articula un entramado normativo que pone la vida de las mujeres, las niñas y las disidencias en el centro», explicó a Efe la portavoz de la Coordinadora Feminista 8M, Alondra Carrillo.
Carillo formó parte de la convención de 155 miembros elegidos democráticamente que durante un año redactó el texto, un órgano que rompió moldes al ser el primero del mundo integrado por igual número de hombres y mujeres.
Para Tomás Jordán, abogado constitucionalista de la Universidad Alberto Hurtado, la nueva norma «es una prueba irrefutable de que órganos colegiados paritarios dan resultados paritarios».
«Es esperanzador»
Es sábado por la mañana, queda una semana para la votación, y miles de mujeres de todas las edades con pañuelos verdes y morados, los colores del feminismo, se agolpan en el mítico teatro Caupolicán de Santiago para pedir que se apruebe el texto y se deseche el actual, escrito por la dictadura, enmendado parcialmente en democracia y sin menciones a la perspectiva de género.
Este momento hermoso, feminista y épico que ocurrio en el Caupolican nadie lo muestra menos la TV. AGUANTEEEEEEEE #MiVotoNoCambia #Apruebo4deSeptiembre https://t.co/3wkIYJJDPm
— romi (@romipd25) August 28, 2022
«En el año 1983, en plena dictadura, se hizo aquí un acto, en el que por primera vez las mujeres pidieron un cambio constitucional. Hoy estamos aquí honrándolas», recordó a Efe Gabriela González (55), una de las asistentes. «¡Es ahora o nunca!», exclamó a su lado Amanda Dorado, universitaria de 22 años.
Si bien muchos países han incluido algunas cláusulas de género en sus leyes fundamentales, ninguno ha abordado el tema de manera tan integral como Chile, en cuya propuesta al menos 36 de los 388 artículos hablan de feminismo, según un recuento de ONU Mujeres.
La coordinadora en Chile de la agencia, María Inés Salamanca, señaló a Efe que la prohibición de la discriminación por sexo o género está presente, por ejemplo, en Alemania, Egipto, Brasil, Colombia, Bolivia y Ecuador.
Mientras que Nepal, Túnez, Ecuador y Bolivia incluyen, en tanto, mandatos para el desarrollo de políticas públicas contra la violencia machista.
Para Priscila González, vocera de la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres, explicitar el concepto de violencia machista en la ley fundamental en países como Chile, donde hoy en día está «muy fragmentado jurídicamente», implica dotar al Estado de una importante herramienta para luchar contra este flagelo.
«Sabemos que no es lo único que hay que hacer, pero es esperanzador», reconoció a Efe González, cuya red estima una media nacional de 50 feminicidios al año.
«Aportación al constitucionalismo mundial»
Los sondeos dieron por vencedora la opción de aprobar el nuevo texto al inicio del proceso, pero las últimas encuestas muestran una mayoría decidida a rechazarlo, con una diferencia de 10 puntos y un alto porcentaje de indecisos.
Además de feminista, la nueva norma declara a Chile como un Estado social de derecho y consagra derechos como salud pública y universal, educación gratuita y acceso al agua.
Varios escándalos protagonizados por constituyentes ligados a las protestas de 2019 -las que dieron origen al proceso constitucional- fueron minando la aprobación de la convención.
También influyó la inclusión de polémicos asuntos como el carácter plurinacional del Estado, la reelección presidencial o la eliminación del Senado.
Los temas de género, en cambio, son algunos de los que concitan más consenso, a excepción del aborto, que levanta espinas en los sectores más conservadores, pese a que la nueva Constitución deja al Legislativo la regulación de los plazos.
La presidenta de la organización Siempre por la Vida, Bernardita Silva, denunció a Efe que la propuesta constitucional «amenaza a la vida de los que están por nacer» y pidió «una verdadera agenda pro-mujer con medidas para las madres con embarazos vulnerables».
Independiente del resultado, apuntó por su parte la coordinadora de ONU Mujeres, «el proceso en su conjunto seguirá siendo un hito, pues los temas de género ya han quedado instalados en la agenda».
«La plurinacional -concluyó a Efe Jordán- está en otras constituciones, al igual que el regionalismo y el ecologismo. El gran aporte del proceso chileno al debate constitucionalista mundial es la perspectiva de género».