Naiz
Berlín

Alemania reactiva el debate sobre sus tres plantas nucleares ante la actual crisis energética

La decisión de mantener en reserva dos de las tres plantas nucleares que mantiene activas Alemania ha puesto de manifiesto las disputas en el seno del Gobierno de coalición que preside Olaf Scholz y ha generado severas críticas de expertos en economía y energía, no solo de grupos ecologistas.

Las tres plantas nucleares que todavía funcionan en Alemania (de arriba a abajo): la de Isar, en Essenbach, la de Neckarwestheim y la de Emsland.
Las tres plantas nucleares que todavía funcionan en Alemania (de arriba a abajo): la de Isar, en Essenbach, la de Neckarwestheim y la de Emsland. (AFP)

Las tres plantas nucleares que quedan activas en Alemania debían quedar desconectadas de la red eléctrica a finales de este año, pero dos de ellas se mantendrán en reserva «hasta mediados de abril 2023 en caso de necesidad», como precisó el lunes el ministro de Economía y Protección del Clima, Robert Habeck, copresidente de los Verdes hasta el pasado mes de enero.

Este ‘giro’ en la política del Gobierno tripartito, que supone prolongar la vida de estas centrales, se ha dado después de una segunda prueba de estrés para evaluar la seguridad energética de Alemania en un momento en el que Rusia está reduciendo el suministro de gas a la UE.

Y esa decisión se ha convertido en una «prueba de estrés para la coalición» de los socialdemócratas del canciller Scholz, los Verdes y el liberal FDP, como indicaba el ‘Sueddeutsche Zeitung’.

Debate entre líderes políticos

El ministro de Finanzas, Christian Lidner (FDP), no ocultó su empeño en mantener operativas las tres plantas en lugar de dejarlas en espera. «No debemos ponernos muy exigentes, sino hacer todo lo que facilite nuestras vidas», declaró el lunes al citado diario poco antes del anuncio oficial.

El líder liberal asumió que eso implicaría «que sigan funcionando las plantas de energía nuclear al menos hasta 2024». Para incidir en que no ha cambiado de posición, poco después de la declaración de Habeck, retuiteó varios mensajes de otros miembros de su partido que criticaron la decisión del Ejecutivo por no ir lo bastante lejos.

La iniciativa de Habeck, que también ostenta el cargo de vicecanciller en el Gobierno federal, aplaza parcialmente la salida de la energía nuclear decidida por la excanciller Angela Merkel tras el desastre de la planta japonesa de Fukushima en 2011.

El titular de Economía comentó que el tema de la energía nuclear está «ligado a muchas emociones», pero añadió que la prolongación coyuntural es necesaria para evitar una crisis en el suministro de electricidad en un país que es un gran consumidor y, al mismo tiempo, un débil productor.

También enumeró las condiciones que podrían conducir a la activación de las dos centrales que quedarán en reserva: un invierno particularmente frío, un nivel de agua demasiado bajo en los ríos principales que dificulte el suministro de carbón, una baja disponibilidad de las centrales nucleares francesas –actualmente más de la mitad están paradas– y los cuellos de botella en el sur de Alemania

Sin embargo, el propio Habeck señaló que ese escenario extremo es «muy improbable».

Discrepancia entre expertos

Pero, ante el encarecimiento de la factura eléctrica para hogares y empresas, se tienen que movilizar todos los recursos posibles, según Veronika Grimm, integrante del consejo de asesores económicos del Gobierno federal.

«Eso significa (activar) no solo las centrales térmicas de carbón, sino también las plantas nucleares», declaró Grimm el martes al ‘Frankfurter Allgemeine Zeitung’. «Las plantas deberían seguir activas, no solo en espera, como está actualmente previsto, porque solo así bajarán los precios de la electricidad», señaló.

Es más, indicó que el Gobierno debería examinar la prolongación de la vida útil de las plantas nucleares por otros cinco años e incluso reactivar algunas ya cerradas para mantener los precios «dentro de unos límites».

Por el contrario, Claudia Kemfert, del instituto de investigación económica DIW, señaló que «las plantas nucleares no están adaptadas para servir de reserva, porque no pueden ser encendidas y apagadas fácilmente».

Por su parte, el diario financiero ‘Handelsblatt’ se mostró tajante al afirmar que la extensión parcial es «la peor de todas las decisiones posibles».

¿Rumbo al absurdo?

«Vamos rumbo a una crisis de suministro energético», declaró desde la oposición Friedrich Merz, líder de la conservadora CDU, a la radio pública alemana.

Apagar capacidad de generación eléctrica en tiempos de crisis es «completamente absurdo», resaltó tras agregar que la crisis provocada por la guerra en Ucrania ha sido agravada por «las decisiones del Gobierno federal».

Y reprochó a Habeck que su decisión solo responde a «evitar el riesgo de entrar en conflicto con parte de su partido».

La ampliación de la vida de las plantas atómicas es un tema delicado para los Verdes, cuyas raíces están en el movimiento antinuclear. La decisión fue «difícil de tomar, pero era necesaria», declaró Omid Nouripour, actual copresidente del partido. Y Habeck insistió el lunes en que Alemania no desistirá de su plan de abandonar la energía atómica.

Mientras, el Ministerio de Economía ha fletado cinco terminales flotantes para la importación de gas natural licuado (GNL) en sustitución del suministro ruso, la primera de las cuales debería estar operativa a finales de año.

Al mismo tiempo, ha tomado medidas para reiniciar las centrales de carbón paralizadas y llenar los depósitos de reservas de gas antes del invierno para evitar un eventual déficit entre demanda y oferta.