Para debutar, Carlota González-Adrio ha elegido la reputada novela de suspense de Paul Pen, quien se ha encargado personalmente de escribir el guion cinematográfico, lo que ya es, de entrada, una garantía. Antes de realizar ‘La casa entre los cactus’ (2022), la cineasta licenciada por la ESCAC de Barcelona, pasó por la Elías Querejeta Zine Escola y ganó el premio al Mejor Cortometraje en la Seminci de Valladolid con ‘Solsticio de verano’ (2019).
Su primer largometraje lo ha rodado en las islas Canarias, de acuerdo con la ambientación de un casa aislada en medio del desierto y rodeada de un huerto en el que además de los cactus del título hay dragos y otras especies autóctonas. Allí vive, apartada del mundanal ruido una familia del estilo hippy de los años 70, con su cuatro hijas (una quinta falleció en un accidente), que reciben educación a domicilio.
En apariencia llevan una existencia feliz y armoniosa, tal como lo refleja la narración de forma costumbrista, hasta la llegada de un extraño, un excursionista que dice haberse perdido, y que precipita la acción hacia el thriller psicológico y de misterio. Las rarezas de las niñas y los secretos sobre su origen empiezan a salir a la luz sorpresivamente.